El clima político en Argentina se torna intenso con el pasar de los días, en una protesta que comenzó el pasado lunes y que ha ido poco a poco subiendo de tono, por la llegada de cientos de patrullas a la residencia oficial del presidente Alberto Fernández.
Un sector de la policía de la provincia de Buenos Aires, la más importante de este país, ha iniciado una protesta que, en principio, es por razones salariales, pero más adelante cambió el rumbo y tomó un trasfondo político.
Los policías, que lucían sus uniformes, hicieron sonar las sirenas de las patrullas, se bajaron de sus vehículos y comenzaron a ondear banderas argentinas.
Las actuales autoridades policiales, reconocen que los salarios se encuentran por debajo de lo que debe ganar un uniformado.
«Un agente que patrulla las calles de zonas a veces marcadas por el peligro percibe al mes unos 250 euros. Debido al confinamiento y la ausencia de espectáculos deportivos, musicales y el cierre de los centros comerciales, los policías dejaron de percibir sumas adicionales», afirman algunos de los funcionarios.
El presidente respondió con críticas a este tipo de protestas y aseguró que tanto él como el gobernador de la provincia, Axel Kicillof, resolverán las demandas policiales.