Soldados «retuvieron» este sábado durante varias horas a oficiales de alto rango del ejército maliense en Boni (centro), tras una mortal emboscada atribuida a los yihadistas, indicaron fuentes militares y de seguridad.
«Un helicóptero aterrizó en Boni con los jefes que vinieron a vernos. Retuvimos a estos jefes y dejamos marcharse al helicóptero», declaró a la AFP uno de los soldados, que pidió el anonimato.
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El objetivo de la acción era «marchar con ellos hacia Sévaré para que puedan darse cuenta por sí mismos de los problemas de seguridad» que enfrentan las tropas, agregó el militar.
Los retenidos son «oficiales de alto rango de la gendarmería y del ejército», explicó el soldado, que dijo estar «en cólera contra la jerarquía».
La situación se apaciguó varias horas después. «Llegamos a un acuerdo, a un compromiso. Los altos mandos que estaban retenidos aquí ya no lo están», aseguró este mismo soldado.
Una fuente de seguridad maliense confirmó a la AFP los hechos.
Un militar, el coronel Assimi Goita, dirige Malí desde el golpe de Estado que derrocó hace un año al presidente Ibrahim Boubacar Keita en un contexto de protestas contra la corrupción y la inseguridad.
El jueves, una emboscada iniciada con la explosión de un coche bomba seguida de «disparos intensos» dejó 17 militares muertos, 42 heridos y un desaparecido, según un balance el sábado de una fuente de seguridad.
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Los «terroristas», como las autoridades de Malí designan a los combatientes yihadistas, se hicieron con diez vehículos militares, en su mayoría equipados con ametralladoras y lanzagranadas, agregó esta fuente.
Los militares malienses salieron de Boni en dirección de Douentza, en la región de Mopti (centro), en un sector donde operan yihadistas vinculados a Al Qaida y a la organización Estado Islámico (EI).
Desde 2012 y el estallido de rebeliones independentista y yihadista en el Norte, miles de civiles y combatientes han perdido la vida.