En un devastador giro de los acontecimientos, el saldo de víctimas mortales del terremoto que sacudió Japón en Año Nuevo ha aumentado a 161, según informaron las autoridades el lunes. Este sombrío recuento representa un aumento desde los 128 fallecidos reportados el día anterior.
El epicentro del sismo de magnitud 7,5 se localizó en la región central de Ishikawa, donde las autoridades también indicaron que el número de personas cuyo paradero se desconoce disminuyó a 103, descendiendo desde las 195 registradas inicialmente.
El terremoto provocó el colapso de edificios, desató incendios y generó olas de tsunami, sumiendo a la región en un estado de emergencia. Miles de rescatistas de todo Japón se han movilizado para contribuir en las tareas de rescate, enfrentándose a desafíos logísticos debido a cortes de carreteras y aproximadamente mil deslizamientos de tierra.
Además, las operaciones de rescate se han visto complicadas por las nevadas que han afectado la zona en los últimos dos días. El clima adverso ha añadido dificultades a los esfuerzos para llegar a las áreas afectadas y proporcionar asistencia a las comunidades afectadas.
A pesar de las difíciles circunstancias, un rayo de esperanza iluminó la tragedia cuando, contra todas las expectativas, una nonagenaria fue rescatada el sábado después de pasar cinco días bajo los escombros de una casa colapsada en la ciudad de Suzu. Este notable rescate ha sido un atisbo de esperanza en medio de la devastación que ha dejado el desastre natural en la región.
Las autoridades continúan desplegando recursos y esfuerzos para abordar la situación de emergencia y brindar asistencia a las personas afectadas. La solidaridad nacional e internacional se ha manifestado con el envío de ayuda humanitaria y equipos de rescate, mientras Japón enfrenta los desafíos de la reconstrucción y la recuperación.
Con información de AFP