El ex presidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021) y los miembros más cercanos de su equipo eran conscientes de que existía riesgo de violencia por parte de sus seguidores en la jornada del 6 de enero de 2021 que debía ratificar el resultado electoral y aun así siguieron con sus planes.
Cassidy Hutchinson, una ayudante del entonces jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, testificó este martes ante el comité de la Cámara Baja de EE.UU. que investiga el asalto al Capitolio de ese día, y ofreció detalles del grado de conocimiento que Trump y su equipo tenían de las posibilidades de violencia.
Según el relato de Hutchinson, el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, le aseguró unos días antes del 6 de enero que esa fecha iba a ser “grande”, mientras que su jefe, Meadows, la confesó que las cosas podían ir “muy, muy mal” en esa jornada.
El mismo 6 de enero, Trump pronunció un discurso desde los alrededores de la Casa Blanca ante sus seguidores, a los que animó a que marcharan hacia el Capitolio, en medio de sus denuncias infundadas de fraude electoral.
De acuerdo con la versión de Hutchinson, el expresidente fue alertado ahí mismo de que varias de las personas que querían asistir a presenciar su discurso portaban armas de fuego, a lo que él respondió: “No han venido aquí a hacerme daño a mí”. Así, enojado porque no había tantos asistentes como él deseaba, Trump ordenó a los servicios de seguridad que dejasen entrar a todos los presentes, sin importar si llevaban armas.
Poco después, cientos de sus simpatizantes irrumpieron en la sede del Congreso mientras se celebraba una sesión conjunta de las dos cámaras para ratificar la victoria electoral de Biden. Un total de cinco personas fallecieron en esos sucesos, entre ellas un agente que sufrió un infarto horas después del asalto.
La exayudante de Meadows también explicó que en las horas previas al discurso de Trump, varios de sus abogados intentaron rebajar el tono de sus palabras para evitar que se usasen términos como “luchar”, pero no lograron resultados.
Al terminar la concentración en las afueras de la Casa Blanca, y cuando miles de sus seguidores se dirigían hacía el Capitolio, Trump pidió al conductor de su limusina dirigirse junto a ellos a la sede del Congreso, algo a lo que el conductor se negó y le respondió que debían regresar a la Casa Blanca.
Hutchinson, que no estaba en limusina, dijo que el ayudante del jefe de gabinete, Tony Ornato, le contó cómo en un momento Trump incluso trató de agarrar el volante de manos del conductor para ponerse al mando del vehículo.
Con información de El Nuevo Herald