La corriente del río Táchira, un afluente que separa a Venezuela y Colombia, arrastró los puentes improvisados que conectaban a la ciudad venezolana de San Antonio, con la vecina Cúcuta, en suelo colombiano.
Las infraestructuras eran empleadas por cientos de venezolanos que cruzaban hacia Colombia, con la intención de comprar comida, medicinas o para emigrar.