China evitó dar garantías a la Unión Europea de que no tomará partido en la invasión rusa a Ucrania, en el transcurso de una cumbre con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La segunda parte de la reunión, en la que participó el presidente, Xi Jinping, duró solo 50 minutos; mientras que en la primera sesión de casi dos horas, el primer ministro chino, Li Keqiang, mantuvo un equilibrio evitando dar garantías a la UE de que no se alineará con Rusia.
El primer ministro chino aseguró que el país se “opone a la división de bloques y a tomar partido”, informó un diplomático chino a la agencia DPA, siguiendo la línea que ha mantenido Pekín desde que estallara la guerra en Ucrania.
Según informa el canal chino CGTN, el mandatario subrayó que la posición de China es “perseguir una política internacional independiente y de paz” y que aboga por que los países cumplan los principios de la carta de Naciones Unidas y respeten los principios básicos de las relaciones internacionales, “incluidos la soberanía e integridad territorial” y “la resolución de los conflictos a través del diálogo”.
En esta cita, la UE buscaba poner sobre la mesa la importante relación comercial con China para disuadir cualquier participación a favor de Rusia en la crisis ucraniana.
En Bruselas no tienen pruebas de que Pekín haya aportado ayuda militar a Moscú en el contexto del conflicto en Ucrania y tampoco ven un apoyo activo para eludir las sanciones europeas, pero esperaban que la cita sirviera para que el gigante asiático “no ayude a rodear las sanciones, ni contribuya a la prolongación de la guerra”, aseguraban fuentes europeas antes de la cumbre, que reclamaban a China que pase de “una neutralidad pasiva a una neutralidad activa”.
“Los europeos buscan influenciar en el cálculo estratégico de los dirigentes chinos, resaltando el coste económico que sufrirán en caso de apoyo concreto a Rusia”, estimó Grzegorz Stec, del instituto alemán Merics.
“Las reacciones alambicadas de China son una forma de estar del lado ruso sin pagar el precio. Sin mayor presión, aportará más ayuda a Putin”, afirmó el eurodiputado ecologista alemán Reinhard Bütikofer.
Pero la Unión Europea es prisionera de su fuerte interdependencia con Pekín: el bloque absorbe un 15% de las exportaciones del gigante asiático, que le suministra bienes manufacturados y componentes cruciales.
China también compra un 10% de las exportaciones de la UE, siendo un mercado clave, especialmente para la industria alemana.
Bajo el impulso de Berlín, la UE y China firmaron a finales de 2020 un ambicioso acuerdo de inversiones.
Pero su ratificación está congelada por las sanciones de la UE para castigar los trabajos forzados en la región china de Xinjiang, negadas por Pekín, y las represalias del régimen comunista contra parlamentarios e investigadores europeos.
Y a ello se ha unido recientemente el bloqueo de China a las importaciones de Lituania después de que este país báltico permitiera la apertura de una representación oficial de Taiwán en este país.
“El peligro es que China ‘sobrevenda’ su neutralidad para obtener concesiones, como la reanudación de las negociaciones sobre el acuerdo de inversiones”, advierte Valérie Niquet, de la Fundación para la Investigación Estratégica.
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