Este mes se conmemoran 23 años desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, el peor ataque terrorista en la historia de los Estados Unidos. Aquella mañana, 19 miembros del grupo Al Qaeda secuestraron cuatro aviones comerciales, dos de American Airlines y dos de United Airlines.
El primer impacto ocurrió a las 8:46 a.m., cuando uno de los aviones colisionó con la Torre Norte del World Trade Center en Nueva York. Momentos después, otro avión impactaría la Torre Sur, mientras que una tercera aeronave alcanzó el Pentágono en Virginia, y el cuarto avión se estrelló en un campo de Shanksville, Pensilvania.
El impacto global de la tragedia
El saldo de estos atentados fue devastador: cerca de 3.000 personas perdieron la vida y más de 6.000 resultaron heridas, en un suceso que cambió la historia contemporánea. Este ataque es considerado como el mayor atentado terrorista jamás perpetrado.
El ataque no solo afectó a las Torres Gemelas, sino también al Pentágono, y otro avión secuestrado se dirigía hacia el Capitolio, pero los pasajeros lograron evitarlo, sacrificándose en el proceso. La caída del vuelo en Pensilvania impidió una tragedia mayor.
Los cuatro destinos trágicos
Dos de los aviones secuestrados tenían como objetivo las Torres Gemelas. El primero, el vuelo 11 de American Airlines, impactó la Torre Norte entre los pisos 93 y 99. El segundo avión, el vuelo 175 de United Airlines, colisionó con la Torre Sur, golpeando entre los pisos 77 y 85.
El tercer avión, el vuelo 77 de American Airlines, se estrelló contra el Pentágono, y el cuarto, el vuelo 93 de United Airlines, que tenía como destino el Capitolio de los Estados Unidos, se precipitó en un campo abierto tras un enfrentamiento entre los pasajeros y los secuestradores.
Un ataque a mayor escala
Originalmente, el plan contemplaba el secuestro de hasta 12 aviones, con 11 objetivos distribuidos en varios puntos clave de los Estados Unidos, como el Empire State Building, la Casa Blanca y la Torre Sears en Chicago. Sin embargo, los atacantes redujeron sus objetivos a cinco edificios clave, entre ellos las Torres Gemelas y el Pentágono.
Las víctimas y el legado del 11 de septiembre
El número final de fallecidos fue de 2.996 personas, incluyendo los 265 ocupantes de los cuatro aviones. En Nueva York, 2.606 personas murieron en el World Trade Center y sus alrededores, mientras que 125 fallecieron en el Pentágono. Entre las víctimas, se cuentan 343 bomberos, 23 policías y 37 miembros de la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey.
Aún en 2013, 24 personas permanecían en la lista de desaparecidos. Aunque se logró identificar los restos de aproximadamente 1.600 víctimas, muchos cuerpos siguen sin ser recuperados o identificados. Los esfuerzos de identificación continúan hasta hoy, utilizando tecnología de ADN avanzada.
Un esfuerzo continuo para honrar a las víctimas
A lo largo de los años, se han encontrado restos humanos en diferentes lugares, como en la azotea del edificio Deutsche Bank o en el relleno sanitario Fresh Kills. Desde 2001, las autoridades han recuperado miles de fragmentos de huesos y tejidos no identificados, los cuales se siguen almacenando y analizando en busca de identificación. El 7 de agosto de 2017, se logró identificar a la víctima número 1.641, y en 2018, se confirmó la identidad de la víctima 1.642. Aún se trabaja para identificar los restos de 1.111 personas.
El legado del 11 de septiembre sigue vivo, recordando no solo a las víctimas de ese fatídico día, sino también a las cicatrices que dejó en la sociedad estadounidense y en el mundo.