El número de muertos por el huracán Ian en el estado de Florida seguía en aumento al llegar a 44 el sábado, informaron las autoridades, mientras se espera que el poderoso fenómeno se disipe el domingo en la noche.
«Ahora hay 44 muertes atribuidas al huracán Ian», informó la Comisión de Examinadores Médicos del Distrito de Florida, la mayoría por ahogamiento y en especial personas de avanzada edad.
Sin embargo, se han conocido varios reportes de muertes adicionales, condado por condado, lo que apunta a una cifra mayor.
El presidente Joe Biden y su esposa Jill viajarán el a Florida para evaluar los daños dejados por una de las más poderosas tormentas que haya azotado a Estados Unidos.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, tuiteó que Biden llegará el miércoles después de su paso el lunes por Puerto Rico, donde otro huracán, Fiona, golpeó la isla el mes pasado.
Organismos de rescate aún buscaban el sábado sobrevivientes en los barrios inundados y a lo largo de la costa suroeste del estado, donde hogares, restaurantes y negocios fueron desgarrados cuando Ian rugió en tierra como un poderoso huracán de categoría 4.
– «Nadie nos dice qué hacer» –
En el condado de Lee, en Florida, rescatistas y voluntarios en botes continuaban el sábado salvando a los últimos habitantes atrapados en la pequeña isla de Matlacha, donde escombros, vehículos abandonados y árboles caídos cubrían la calle principal y los alrededores salpicados de coloridas casas de madera con techos corrugados.
Esta comunidad de unas 800 personas quedó aislada tras el daño de dos puentes y aquellos que pudieron salir antes del impacto apenas empezaban a volver a sus casas para revisar los daños.
Sentado en la sombra de una casa abandonada Chip Farrar, de 43 años, dijo a la AFP «nadie nos dice qué hacer, ni a dónde ir».
«Las órdenes de evacuación llegan muy tarde», se quejó Farrar. «Pero la mayoría de gente que todavía está aquí de todos modos no se habría ido. Es una comunidad trabajadora, y la mayoría no tiene a dónde ir».
Entretanto continúa la búsqueda de 16 pasajeros de una embarcación de migrantes que volcó durante el paso del huracán.
Según la Guardia Costera, dos personas fueron encontradas sin vida y otras nueve rescatadas, incluyendo a cuatro cubanos que nadaron hasta la orilla cerca de los Cayos, al sur de Florida.
Más de 900.000 usuarios estaban sin electricidad el sábado por la noche, lo que dificultaba el regreso de los que evacuaron para registrar sus pérdidas.
En Carolina del Norte y en Virginia unas 45.000 personas estaban sin energía eléctrica, de acuerdo con el sitio web poweroutage.us, de monitoreo de electricidad.
En la playa de Fort Myers, un poblado de la costa del golfo de México que se llevó lo peor de la tormenta, el residente Pete Belinda dijo que la casa donde vivía con sus esposa «estaba volcada, totalmente empapada y llena de barro».
Tras arrasar Florida, el huracán se dirigió a Carolina del Sur con vientos de hasta 140 km/h, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC). Luego se debilitó hasta convertirse en una tormenta postropical.
En la mañana del sábado, sus vientos se redujeron a unos 35 km/h a su paso por Carolina del Norte, aunque sigue provocando «fuertes lluvias», informó el NHC en su último boletín.
La firma consultora CoreLogic, especialista en análisis inmobiliario aseguró que los daños causadas por los fuertes vientos en propiedades comerciales y residenciales pueden costar a las aseguradoras hasta 32.000 millones de dólares, mientras que las pérdidas por inundaciones pueden llegar a los 15.000 millones.
«Esta es la tormenta más costosa en Florida desde que el huracán Andrew tocó tierra en 1992», aseguró Tom Larsen, de CoreLogic.
– Continúan los rescates –
El sábado en la mañana, la oficina del gobernador Ron DeSantis, informó que se adelantaron unos 1.100 rescates en la Florida.
DeSantis reportó que cientos de rescatistas estaban yendo puerta a puerta «de arriba a abajo » de la linea de la costa.
Muchos residentes evacuaron antes del huracán, pero cientos se quedaron en refugios en lugar de huir.
Dos islas cercanas a Fort Myers, Pine Island y Sanibel Island, quedaron aisladas luego de que la tormenta cortara las vías de acceso, sin embargo un puñado de restaurantes y bares habían reabierto, una imagen de aparente normalidad en medio de árboles quebrados y casas destruidas.
Antes de arrasar en Florida, Ian golpeó fuerte en Cuba dejándola en la oscuridad al afectar su red de energía eléctrica. En la Habana, la electricidad retorna paulatinamente pero muchos hogares continúan sin luz.
Mientras tanto, una nueva tormenta en el Pacífico, el huracán Orlene, pasó este sábado a categoría 2 frente a las costas mexicanas, con pronóstico de tocar tierra en los próximos días.
Según un estudio científico publicado el viernes, el cambio climático aumentó en más de un 10% las lluvias que dejó Ian.
«El cambio climático no causó el huracán, pero lo hizo más húmedo», dijo Michael Wehner, del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, perteneciente al Departamento de Energía, uno de los científicos que participaron en el estudio.
AFP