Más de 500 presos de una prisión de Arizona contrajo coronavirus, casi la mitad de la población en ese penal, mientras que las muertes en otro reclusorio en California aumentaron esta semana a 22, se informó el miércoles.
La autoridad penitenciaria de Arizona (oeste de EE.UU.) informó que «517 internos de la unidad ASPC-Tucson Whetstone dieron positivos en la prueba de COVID-19», según un comunicado.
«Los reclusos que dieron positivo están actualmente alojados en áreas separadas y reciben la atención médica apropiada», añadió el texto. «No se les permitirá volver con la población general hasta que hayan recibido la aprobación de los médicos».
El Departamento de Correcciones, Rehabilitación y Reingreso de Arizona dijo que 564 de sus empleados habían dado positivo por el virus antes de que los oficiales descubrieran los casos en la unidad de Whetstone. La agencia informó que otros 890 reclusos habían dado positivo y 21 habían muerto en todo el estado.
Arizona suma más de 180.000 casos, de los cuales 1.429 están en sus centros penales.
La cifra de reos fallecidos por coronavirus en Arizona, es muy inferior a los 51 que reporta el estado de California, 22 de ellos en su cárcel de San Quentín, al norte de San Francisco.
El último recluso murió el 3 de agosto en un hospital «por lo que parecen ser complicaciones relacionadas con COVID-19», según informó el departamento de Correcciones de California.
Un día antes informó de la muerte, en las mismas condiciones, de un condenado a muerte en San Quentín, donde entre el 24 y 26 de julio, habían fallecido otros cinco reclusos. California suma más de 524.000 casos positivos y 9.700 muertos por COVID-19.
Para evitar una mayor mortalidad en las prisiones, donde es difícil controlar los contagios, las autoridades liberaron 15.683 reclusos desde el 11 de marzo, que respondían a delitos menores o estaban por cumplir su condena.