Las agencias de inteligencia estadounidenses consideraron este miércoles «muy improbable» que una potencia extranjera o un arma hayan provocado el misterioso «síndrome de La Habana», que ha afectado a decenas de diplomáticos o empleados de embajadas en Cuba.
Los primeros casos de lo que los estadounidenses denominaron «síndrome de La Habana» surgieron en Cuba en 2016, con quejas de hemorragias nasales, dolor de cabeza y náuseas de miembros del personal diplomático, según las autoridades. Entonces sospecharon de que Rusia u otro país llevaron a cabo campañas contra funcionarios estadounidenses.
También hubo quejas de dolencias inexplicables por parte de funcionarios estadounidenses en China, Rusia, Europa e incluso Washington, lo cual motivó una investigación más a fondo del gobierno.
La mayoría de las agencias de espionaje «han llegado a la conclusión de que es ‘muy improbable’ que una entidad extranjera sea responsable» de estos trastornos, dijo la directora de inteligencia nacional, Avril Haines, en un comunicado.
Siete agencias gubernamentales han revisado unos 1.000 casos de «incidentes de salud anómalos».
«Cinco agencias juzgan que la (información de) inteligencia disponible apunta sistemáticamente en contra de la participación de adversarios estadounidenses», mientras que una «juzga que es poco probable que un adversario extranjero desempeñó un papel», y otra se abstuvo, dice.
– Otros factores –
Según el espionaje estadounidense, los síntomas observados por los empleados «probablemente se debieron a factores que no involucran a una entidad extranjera, como condiciones preexistentes, enfermedades convencionales o factores ambientales», según el comunicado.
Haines, junto con el director de la CIA, William Burns, y otros funcionarios estadounidenses insisten en que estos hallazgos no cuestionan ni minimizan «de ninguna manera» los trastornos reales que padecen los afectados.
Los científicos han multiplicado las hipótesis sobre el «síndrome de La Habana», sin aportar una explicación.
La conclusión de las agencias contradice un informe de expertos publicado hace un año que afirmaba que, en algunos casos, el presunto síndrome pudo deberse a ondas electromagnéticas.La Habana ha desmentido en reiteradas ocasiones cualquier ataque de ese tipo.
El año pasado la CIA estimó «improbable» que un adversario extranjero pudiera haber iniciado una campaña sistemática contra empleados de las embajadas estadounidenses en todo el mundo, pero no lo excluyó en una veintena de casos.
Para el abogado Mark Zaid, que representa a más de 20 afectados, «esta última evaluación de la inteligencia estadounidense carece de transparencia» y pone en entredicho «la precisión de estas conclusiones».
«Es inconcebible que en vista de los muchos interrogantes sin respuesta el informe de hoy sea la última palabra», dijo.
En agosto de 2021, la visita de la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris a Hanói se retrasó tres horas después de una alerta por este presunto síndrome en la capital vietnamita.
En 2017, el gobierno del republicano Donald Trump (2017-2021) alegó estos misteriosos síntomas, descritos como ataques sónicos, para reducir al mínimo el personal en la legación diplomática estadounidense en Cuba.
Para los cubanos, el verdadero golpe fue el cierre del consulado, que convirtió la obtención de una visa estadounidense en una carrera de obstáculos, obligándoles a viajar a un tercer país para solicitarla.
En enero, la embajada estadounidense reanudó la emisión de visas para cubanos en la isla, que se enfrenta a su peor crisis económica en casi 30 años por los efectos de la pandemia y las sanciones económicas de Estados Unidos.
AFP.