La Embajada de Estados Unidos en Moscú emitió una nueva alerta de viaje a sus ciudadanos, recomendando que “no viajen” al país debido a las “consecuencias impredecibles de la invasión no provocada de Ucrania”, y a los que ya se encuentran en territorio ruso, que abandonen el país “inmediatamente”.
Así, indicó en su página web, los ciudadanos estadounidenses en Rusia se exponen a “potencial acoso” y “detenciones” o a la “aplicación arbitraria de la ley local”, al tiempo que se subrayó que la Embajada cuenta con “capacidad limitada para asistir a ciudadanos estadounidenses en Rusia”, al margen de la “posibilidad de terrorismo”.
“Ejerzan una mayor precaución debido al riesgo de detenciones erróneas”, manifestó esa oficina antes de recordar la suspensión de operaciones en sus consulados de Rusia y de reseñar que “Rusia podría negarse a reconocer la doble ciudadanía estadounidense, negar el acceso a la asistencia consular, someterles a movilización, evitar su salida de Rusia o reclutarlos”.
Asimismo, recalcó que “las tarjetas de crédito y débito estadounidenses no funcionan en Rusia”, y que “las opciones de vuelos comerciales están extremadamente limitadas y a menudo no están disponibles con poco margen de tiempo”. “Si quieren salir de Rusia, deben realizar gestiones de forma independiente lo antes posible”, añadió.
La Embajada estadounidense en Moscú ha hecho hincapié en que “ciudadanos estadounidenses, incluidos funcionarios o militares retirados o en activo y ciudadanos privados que participan en negocios o que visitan o residen en Rusia, han sido interrogados sin motivo y amenazados por funcionarios rusos y se han convertido en víctimas de acoso, malos tratos y extorsión”.
“Los servicios de seguridad rusos han detenido a ciudadanos estadounidenses bajo cargos falsos […], les han negado un trato justo y transparente, y los han condenado en juicios secretos sin presentar pruebas creíbles”, ha dicho, antes de apuntar:
“Las autoridades rusas aplican de forma arbitraria las leyes locales contra trabajadores religiosos estadounidenses y han abierto investigaciones cuestionables contra ciudadanos estadounidenses implicados en actividades religiosas”.
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