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EE.UU

Elon Musk planea despedir a 3.700 empleados en Twitter

Elon Musk ya tiene su lista negra. El magnate ha pedido a los responsables de los diferentes departamentos de Twitter que identificasen a las personas más valiosas y, por defecto, a aquellas de las que podría prescindir. Con esa información, el nuevo dueño de la compañía ultima sus planes para poner en marcha un agresivo recorte de plantilla. Según avanzaron el miércoles por la noche (madrugada del jueves en España) la agencia Bloomberg y el medio Insider, Musk planea despedir a 3.700 trabajadores, casi la mitad de la plantilla de 7.500 empleados con los que cuenta la empresa.

El recorte no llega al 75% que llegó a manejar en reuniones con algún inversor, y que luego desmintió al visitar Twitter, pero nada garantiza que este sea el final del camino. Por otro lado, cientos de trabajadores ya han salido de la compañía en los últimos meses ante la perspectiva de que Musk se convirtiese en su nuevo jefe.

El multimillonario y su equipo pretenden informar a los empleados afectados el viernes, según las fuentes de Bloomberg, que pidieron el anonimato. Con el carácter voluble de Musk, no hay nada garantizado hasta que se produzca y la cifra podría variar. Varias fuentes apuntaron a medios estadounidenses que el magnate tenía previsto empezar los despidos la semana pasada y luego no se produjeron, más allá de algunos casos puntuales.

Musk también tiene la intención de revertir la actual política de teletrabajo generalizado que permite a los empleados llevar a cabo sus tareas desde cualquier sitio e impondrá la presencialidad en las oficinas, aunque se podrían hacer algunas excepciones. El empresario nunca ha sido partidario del teletrabajo. En Tesla envió un mensaje a los empleados en el que les advertía de que debían pasar al menos 40 horas semanales en la oficina. Solo una vez completadas esas horas el empresario admite que los empleados puedan teletrabajar. “Si no apareces, asumiremos que has dimitido”, escribía.

Con el recorte de plantilla, Musk trata de rebajar los costes de la empresa, que ha estado por lo general en pérdidas y que no genera caja suficiente para pagar los intereses de la elevada deuda de 13.000 millones de dólares que esta misma ha asumido como parte de la financiación de la operación con la que el magnate y sus socios han comprado la red social por unos 44.000 millones de euros.

La empresa, además, se enfrenta a una posible pérdida de ingresos publicitarios. General Motors ha anunciado que suspende su publicidad en la red; L’Oréal ha tomado la misma decisión, según publicó el Financial Times, y muchos otros están expectantes ante la posible deriva de la red, donde los mensajes racistas, sexistas y homófobos se dispararon nada más cerrarse la compra, incluso antes de que se haya cambiado la política de moderación de contenidos.

Musk ha dicho que aquellos que tienen sus cuentas suspendidas no podrán volver a la red hasta dentro de unas semanas, más allá, por tanto, de las elecciones legislativas del 8 de noviembre en Estados Unidos.

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