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EE.UU

En el sur de EEUU, visiones encontradas y pocas soluciones a la crisis migratoria

En McAllen, en la frontera sur de Estados Unidos, se habla español, la misma lengua de miles de migrantes que a diario intentan cruzar desde México en busca de una mejor vida. Pero aquí hablar el mismo idioma no implica comprenderse.

Este martes los estadounidenses votan en las elecciones nacionales de mitad de mandato para renovar los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, además elegirán gobernadores y varios cargos locales.

En esta ciudad en la que más del 80% de los 140.000 habitantes son latinos, la mayor preocupación es saber qué harán las autoridades frente a la creciente migración que desborda sus fronteras.

McAllen es la puerta de entrada al condado estadounidense de Hidalgo. Un puente sobre el Río Bravo sirve de acceso para cientos de autos hacia la autopista norteamericana, y un gigantesco muro construido durante la administración de Donald Trump hace parte del paisaje.

Sin embargo, miles de migrantes venezolanos, cubanos, centroamericanos o haitianos intentan cruzar por puntos prohibidos y atravesar las aguas para pisar suelo estadounidense.

– «Invasión silenciosa» –

 

Entre el 1 de octubre de 2021 y el 31 de agosto de 2022, fueron detenidas 2,5 millones de personas, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).

Dejan sus países golpeados por la pobreza, la violencia y falta de trabajo. Pero eso no siempre es bien visto del lado norte.

«Han roto el sistema migratorio (…) no hay necesidad ya que existan garitas o puentes internacionales, embajadas, consulados. Pasan por el Río Bravo, cantidad de gente. Estados Unidos ha sufrido una invasión silenciosa por once millones de indocumentados», dice Francisco Cabral, de 71 años, un obrero de antepasados mexicanos nacido y crecido en Estados Unidos.

Cabral alude al plan de la administración del presidente Joe Biden para regularizar a 11 millones de migrantes que ya habitan en suelo estadounidense. De perder este martes la mayoría en la Cámara y el Senado, sus iniciativas pueden complicarse.

McAllen es históricamente demócrata, pero los conservadores han ganado terreno y una candidata republicana, Mónica De La Cruz, tiene serias opciones de vencer como Congresista para el distrito 15, que los representa.

Abiertamente republicano, Cabral considera que Biden ha llevado al país al «desastre» y no está dispuesto a que sus impuestos sean destinados a programas sociales de apoyo a los migrantes.

«Esos recursos deben destinarlos a seguridad, a servicios médicos, a becas, pero no para dar servicios sociales», dice.

McAllen cobró notoriedad en 2018 por su centro de procesamiento de migrantes «Ursula», con imágenes de personas en instalaciones semejantes a cercas o jaulas.

 

– Clinton al rescate –

 

Este territorio es históricamente demócrata y Juanita Gonzales, una ama de casa jubilada de 60 años, espera que continúe así.

«Yo tengo la esperanza de que ganen los demócratas. Es algo muy complejo, porque tanto demócratas como republicanos, no vemos muy claro cuáles son las intenciones», comenta.

A Gonzales le preocupa el destino de los migrantes porque «tanto emocional, cultural y económicamente», los ciudadanos de McAllen se ven afectados y necesitan apoyo.

Para los republicanos la migración ha generado inseguridad y debe dotarse con más recursos a la policía fronteriza, porque están en riesgo las familias de McAllen.

Consciente del avance rival, el expresidente demócrata Bill Clinton llegó a esta ciudad a respaldar a la emprendedora latina Michelle Vallejo.

Vallejo, comerciante, dice que McAllen puede dar muchas oportunidades, pero que se necesitan inversiones. Clinton, por su parte, cree que los republicanos han despertado el odio hacia la migración.

«No quieren que pienses. Te quieren enojado, con miedo, dividido, que mires a las otras personas y que creas que las diferencias son más importantes que la humanidad. No hay un ‘mi familia’, es un mito», aseguró.

Para el expresidente, si una persona teme por su seguridad y la de su familia en su país de origen, las leyes estadounidenses les deben permitir ser aceptados en el territorio.

«Como ser humano todos tenemos oportunidades y si se presta la oportunidad de venir a mejorar su calidad de vida, porque en su país por cualquier situación no se puede, pues bienvenidos, siempre y cuándo hagan las cosas correctamente», opina Romelia Hinojosa, una mexicana de 64 años quien hace más de dos décadas reside en McAllen.

AFP