La Policía de Springfield, pueblo ubicado en Colorado, Estados Unidos, encontró un auto que estaba circulando a 82 kilómetros por hora, en una zona en donde se podía transitar con una velocidad máxima de 48 kilómetros por hora. Por ello, los agentes procedieron a detener al conductor.
Los policías se acercaron al auto desde atrás y pudieron ver movimiento en el interior del vehículo. Por ello, se percataron de que el conductor se pasó al asiento de copiloto, para intercambiar asientos con su perro, al que puso frente al volante.
Uno de los agentes se acercó al vehículo, pero el infractor salió del auto por la puerta del acompañante y afirmó que él no estaba conduciendo. Los policías se percataron de que el hombre estaba ebrio, por lo que le preguntaron si había consumido alcohol. El hombre huyó inmediatamente de la escena.
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Después de correr unos 20 metros, fue capturado por los policías, quienes lo interrogaron y descubrieron que venía conduciendo desde Las Ánimas a Pueblo (unos 50 kilómetros al sur de Colorado Springs), pero se perdió por el camino y terminó en Springfield.
“El conductor intentó cambiar de lugar con su perro que estaba en el asiento del pasajero, mientras el oficial se acercaba y observaba todo el proceso”, puede leerse en el comunicado de la policía de Springfield. “El hombre salió del vehículo y afirmó que no estaba conduciendo. El conductor mostró claros signos de intoxicación y cuando se le preguntó si había consumido alcohol, huyó y se alejó del oficial”.
El hombre fue arrestado y enviado a la cárcel del condado de Baca, en donde enfrenta múltiples cargos: conducción bajo la influencia del alcohol, conducir con discapacidad, conducir bajo suspensión de la licencia, exceso de velocidad y resistencia al arresto.
Con información de El Espectador