Fisher Island, un rincón paradisíaco que encarna el lujo y la exclusividad en su máxima expresión, se encuentra en medio de las aguas cristalinas de Miami y está clasificada entre los vecindarios más caros de Estados Unidos.
Con un acceso restringido únicamente por ferry o helicóptero, Fisher Island se ha convertido en un refugio privado para aquellos privilegiados que buscan un estilo de vida sin igual, reseñó el portal Infobae.
Los residentes se deleitan con una amplia gama de servicios y comodidades diseñados para satisfacer los gustos más exigentes. Desde supermercados exclusivos hasta prestigiosos colegios que abarcan hasta el octavo grado, cada detalle ha sido cuidadosamente planeado para brindar una experiencia de vida extraordinaria.
Los afortunados habitantes de la isla, también tienen acceso a un campo de golf de nueve hoyos, majestuosas piscinas y todo lo necesario para disfrutar de un estilo de vida envidiable.
Fisher Island es mucho más que un lugar para vivir, es un símbolo de estatus y prestigio. Sus privilegiados residentes disfrutan de una privacidad sin igual y la tranquilidad de saber que están rodeados de belleza natural y un entorno lujoso.
Esta pequeña joya en el corazón de Miami es un testimonio del éxito y la ambición de aquellos que la llaman hogar. En la isla, la opulencia se fusiona con la serenidad, creando un oasis exclusivo que deleita los sentidos y redefine los estándares de lujo.
-¿Cuál es su historia?-
La historia de la isla Fisher está ligada a la visión y la influencia de un hombre: Carl Fisher, quien gracias a su espíritu emprendedor y su visión, pudo convertirse en uno de los empresarios más destacados de su tiempo.
Fisher se mudó a Miami a principios del siglo XX y rápidamente se dio cuenta del potencial de la zona para convertirse en un destino turístico de renombre. Fundó la ciudad de Miami Beach y desempeñó un papel fundamental en su desarrollo, construyendo hoteles, promoviendo el turismo y atrayendo inversores. Su visión de convertir Miami Beach en un lugar de lujo y recreación fue un éxito rotundo, y Fisher se convirtió en un icono de la industria turística.
En su búsqueda de crear un enclave exclusivo en la región, Fisher adquirió la isla en 1919. En ese momento, la isla era conocida como “Little Golden Gate” debido a su conexión con la costa de Miami a través de un puente. Sin embargo, Fisher transformó la isla en un destino de lujo al construir viviendas de alta gama, jardines exquisitos y una amplia gama de instalaciones y servicios para los residentes.
Desafortunadamente, los planes de Fisher para desarrollar la isla no se materializaron debido a dificultades financieras. En 1925, la isla fue vendida a William Vanderbilt II y luego pasó a manos de Dana Dorsey, un prominente empresario afroamericano. Dorsey adquirió Fisher Island con la visión de crear una comunidad exclusiva para la comunidad afroamericana, pero sus planes también se vieron truncados por la Gran Depresión y la falta de inversión.
Finalmente, en la década de 1980, Fisher Island fue adquirida por un grupo de inversionistas liderado por el empresario Melvin Simon. Bajo su dirección, la isla fue transformada en el lujoso y exclusivo refugio que se conoce hoy en día.
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