Legisladores estatales y trabajadores electorales describieron este martes cómo sus vidas se vieron trastornadas por amenazas de violencia debido a que Donald Trump los señaló individualmente en su ambición de revertir los resultados de las elecciones estadounidenses de 2020.
Trump personalmente estuvo involucrado en una intensa campaña de presión sobre los funcionarios en estados clave que perdió frente a Joe Biden, según los testimonios presentados en la cuarta audiencia del Congreso que abordó el intento del expresidente de aferrarse al poder tras el anuncio de su derrota.
Los miembros del comité que investiga el asalto al Capitolio de enero de 2021, posterior a las elecciones, han dedicado el mes a presentar sus hallazgos iniciales según los cuales Trump lideró una conspiración con múltiples frentes para revertir los resultados, derivando al final en la insurrección en Washington.
El martes el comité oyó a Shaye Moss, una funcionaria electoral quien junto a su madre Ruby Freeeman fue acusada por Trump y su abogado Rudy Giuliani de «manipular» el conteo de papeletas electorales en Georgia mediante «maletines» llenos de papeletas para Biden.
Moss, que es negra, describió que recibió amenazas violentas «racistas» y «cargadas de odio» tras las acusaciones sin sustento, incluyendo un mensaje que decía: «Agradece que es 2020 y no 1920».
«Esto cambió mi vida por completo. Ya no entrego mi tarjeta de presentación, no me transfiero llamadas», testificó Moss.
«No quiero que nadie conozca mi nombre (…) No quiero ir al supermercado; no he estado en ningún lugar en absoluto».
Freeman por su parte dijo que ella perdió su reputación y sensación de seguridad. Trump «y su aliado Rudy Giuliani decidieron convertirnos en chivos expiatorios a mí y a mi hija Shaye, para impulsar sus propias mentiras sobre cómo las elecciones presidenciales fueron robadas».
Madre e hija están entre los trabajadores y funcionarios electorales que en varios estados recibieron presiones para frustrar la voluntad de millones de votantes con base en infundadas denuncias de fraude, aseguró el panel.
Rusty Bowers, presidente de la Cámara de Representantes de Arizona, dijo que «en muchas ocasiones» le pidió a Giuliani pruebas de que la elección había sido amañada.
«Tenemos muchas teorías. Solo que no tenemos las pruebas», dijo Giuliani, según Bowers, quien indicó haber recibido 20.000 correos electrónicos y decenas de miles de mensajes de voz que «saturaron» su oficina mientras la campaña de Trump aumentaba la presión.
Trump emitió una declaración, leída en la audiencia, en la que intentaba desacreditar a Bowers, acusándolo de ser un «RINO», acrónimo de «republicano sólo de nombre». Afirmó también que Bowers le había dicho que las elecciones estaban amañadas y que, de hecho, él había ganado Arizona.
Bowers negó ambas afirmaciones.
– «Cuaderno de estrategias» –
El presidente del comité, Bennie Thompson, había dicho al inicio de la sesión que «presionar funcionarios públicos para que traicionen (su) juramento era una parte fundamental del cuaderno de estrategias».
Liz Cheney, vicepresidenta del comité, dijo que Trump sabía que sus falsas acusaciones de fraude podrían generar violencia pero, aún así, tuvo un «rol personal y directo» en la campaña junto a Giuliani y John Eastman, otro abogado del expresidente.
El comité también escuchó al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, a quien Trump forzó a «encontrar» suficientes votos para superar la ventaja de Biden en ese estado.
El funcionario contó cómo lo inundaron con mensajes crueles y dijo que su esposa comenzó a recibir amenazas «de tipo sexual» después de que Trump denunciara a la pareja ante sus seguidores.
Más temprano, el senador estatal de Michigan Mike Shirky dijo a los investigadores que recibió «poco menos de 4.000 mensajes de texto» poco después de que la campaña de Trump publicara sus datos personales en línea.
– Falsos electores –
El comité afirma que una clave del complot fue conseguir que republicanos pro-Trump en estados ganados por Biden utilizaran certificados de apariencia oficial pero falsos para presentarse como electores legítimos.
En el sistema estadounidense, son los electores quienes designan el ganador de la elección en sus respectivos estados.
En un momento después de la elección, Trump personalmente llamó a la jefe del Comité Nacional Republicano (RNC), Ronna McDaniel, para que se involucrara en la campaña de presión, según el testimonio en video de la misma McDaniel.
Según ella, Trump habría encargado a Eastman «hablar de la importancia de que el RNC ayudara en la campaña a reunir esos eventuales electores».
Ese intercambio es clave porque el mismo comité ha prometido entregar evidencia de un vinculo directo entre Trump y el plan de presentar falsos electores.
Thompson advirtió que la democracia de Estados Unidos aún sigue amenazada por Trump y sus aliados.
«Gente que creyó esa mentira» está buscando llegar a cargos públicos, dijo. «Si eso ocurre ¿qué asegura que nuestras instituciones no caigan ante esa presión?».
Una quinta audiencia tendrá lugar el jueves y se centrará en los esfuerzos de Trump de presionar a su secretario de Justicia para mantenerse en el poder.
AFP