Altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos se congratularon con la extradición de Ovidio Guzmán López, hijo Joaquín el Chapo Guzmán, exlíder del Cártel de Sinaloa, una operación que, según dijeron, fue posible gracias a la cooperación de México.
“Esta acción es el paso más reciente en el cometido del Departamento de Justicia para atacar cada aspecto de las operaciones del cártel”, dijo el viernes en un comunicado el secretario de Justicia Merrick Garland. Guzmán López enfrenta cargos por narcotráfico.
En el comunicado Garland reconoció a los miembros de las fuerzas de seguridad que han dado su vida tanto en Estados Unidos como en México. “El Departamento de Justicia seguirá haciendo rendir cuentas a los responsables de alimentar la epidemia de opioides que ha devastado demasiadas comunidades en todo el país”, manifestó.
Inusitada celeridad, cooperación con México
En tanto Mike Vigil, exdirector de operaciones internacionales de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), dijo que cree que el gobierno mexicano facilitó la extradición, debido a que para una figura tan conocida como Guzmán López suele llevarse hasta dos años el obtener la orden para llevarlo a EEUU, pues los abogados presentan numerosas impugnaciones como estrategia para ganar tiempo.
“Esto ocurrió más rápido de lo normal”, señaló Vigil, e hizo notar que algunos legisladores conservadores del Congreso estadounidense habían planteado la idea de que Washington interviniera militarmente si México no hacía más para detener el flujo de drogas. Vigil rechazó esa idea por considerarla “teatro político”, pero insinuó que sí incrementó la presión para que el gobierno mexicano actuara.
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Liz Sherwood-Randall, asesora de Seguridad Nacional, dijo en otro comunicado que el paso del viernes “es un testimonio de la importancia de la cooperación entre el gobierno estadounidense y el mexicano para combatir los narcóticos y otros retos cruciales, y le agradecemos a nuestras contrapartes mexicanas por su colaboración para proteger a nuestros pueblos de los delincuentes violentos”.
Sherwood-Randall visitó México en varias ocasiones este año a fin de reunirse con el presidente Andrés Manuel López Obrador, la más reciente de ellas el mes pasado.
El gobierno mexicano no respondió por el momento a solicitudes de comentarios de The Associated Press.
Intento fallido
El gobierno había intentado capturarlo tres años antes, pero abortó la operación después de que los aliados de Guzmán desencadenaran una ola de violencia en Culiacán.
La detención de enero provocó incidentes de violencia similares en los que murieron 30 personas en Culiacán, entre ellas 10 militares. El ejército usó helicópteros artillados Black Hawk contra las ametralladoras calibre .50 del cártel instaladas sobre camionetas. Sicarios del grupo delictivo lograron balear dos aeronaves militares, obligándolas a aterrizar, y algunos llegaron al aeropuerto de la ciudad, donde aviones militares y civiles fueron blanco de disparos.
La captura se produjo pocos días antes de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, visitara México para sostener conversaciones bilaterales seguidas de la Cumbre de Líderes de América del Norte.
Reino de ‘los Chapitos’
Vigil describió a Guzmán López como un líder de nivel medio en el cártel, y ni siquiera el líder de los hermanos.
Los Chapitos se distinguieron por una violencia grotesca que parecía superar cualquier noción de moderación mostrada por generaciones anteriores de líderes de cárteles.
En abril, la fiscalía estadounidense dio a conocer una amplia lista de cargos contra Guzmán y sus hermanos, conocidos colectivamente como los Chapitos. En ellos se expone con detalle cómo, tras la extradición de su padre y su posterior sentencia a cadena perpetua en Estados Unidos, los hermanos enfocaron el cártel cada vez más hacia drogas sintéticas como las metanfetaminas y el potente opiáceo sintético fentanilo.
Puente al fentanilo
Según la acusación desprecintada en Manhattan, su objetivo era producir grandes cantidades de fentanilo y venderlo al precio más bajo. El fentanilo es tan barato de fabricar que el cártel obtiene inmensas ganancias incluso vendiéndolo al por mayor a 50 centavos de dólar por pastilla, según la acusación. Los hermanos refutaron tales acusaciones en una carta.
“Es una victoria simbólica, pero no va a tener ningún tipo de impacto sobre el cártel de Sinaloa”, declaró. “Seguirá funcionando, seguirá enviando drogas a Estados Unidos, especialmente dado que son los mayores productores de fentanilo”.
El fentanilo se ha convertido en una prioridad en la relación bilateral en materia de seguridad. Pero López Obrador ha descrito al país más como un punto de tránsito de precursores procedentes de China y con destino a Estados Unidos, a pesar de las afirmaciones del gobierno estadounidense y de sus propias fuerzas armadas acerca de la producción de fentanilo en México.
VOA