Los estudiantes de varias regiones de Estados Unidos recién volvieron a las aulas tras meses de clases a distancia debido a la pandemia de COVID-19, pero este regreso revivió la amenaza que desde hace años persigue a los alumnos estadounidenses: la violencia con armas.
La jornada del jueves comenzó como una mala película. A las 7:00 am (hora local), un nuevo recluta del ejército que se entrenaba en una base militar de Carolina del Sur (sureste) secuestró un autobús escolar por razones que aún no están claras.
Los 18 niños que se dirigían a la escuela primaria fueron retenidos bajo la amenaza de su rifle antes de que los liberara ilesos y abandonara el vehículo. El joven de 23 años fue detenido poco después y acusado de secuestro.
«Probablemente una de las llamadas más aterradoras que podemos recibir en la policía (…) es que un autobús escolar fue secuestrado con niños abordo por alguien con un arma. Y eso es lo que tuvimos», dijo el sheriff local, Leon Lott, a la cadena de noticias ABC.
Alumna de sexto grado dispara en una escuela y hiere a tres personas en EEUU
Al otro lado del país, en un pequeño pueblo de Idaho (noroeste), hacia las 09H00, una alumna de sexto grado -de entre 11 y 12 años- sacó una pistola de su mochila y disparó a su alrededor. Dos estudiantes y un empleado escolar resultaron heridos, pero sus vidas no parecen correr peligro.
Una maestra logró desarmar a la niña, que fue detenida y cuyo móvil se desconoce.
Los profesores también temen
Por la tarde, en Albuquerque, Nuevo México (sur), un instituto fue evacuado porque un profesor creyó ver a un alumno portando una pistola. Resultó ser un teléfono móvil, pero la situación demuestra lo nerviosos que están los profesores.
Y no es para menos: En Carolina del Sur, también el jueves, se detuvo a un estudiante de secundaria por acudir a la escuela con un arma de fuego. El día anterior, en Alabama (sureste), un estudiante de secundaria fue detenido con dos pistolas y un cuchillo.
Estos incidentes aparecen en los medios de comunicación locales, pero no ocupan los titulares de los medios nacionales. Sólo un baño de sangre, como el de febrero de 2018 (17 muertos) en Parkland, Florida, provoca ahora ondas de choque.
«Ningún otro país desarrollado experimenta o tolera constantes tiroteos en las escuelas», lamentó en Twitter Shannon Watts, fundadora del movimiento Moms Demand Action (Madres Exigen Acción), que lucha contra la proliferación de armas de uso personal.
Más de 248.000 estudiantes han estado expuestos a los tiroteos en las escuelas estadounidenses desde la masacre de Columbine en 1999 (13 muertos), según una base de datos del diario The Washington Post que contabiliza a todos los jóvenes afectados, incluidos los testigos de las tragedias o los que tuvieron que ser evacuados de emergencia.
Tras los 25 y 23 tiroteos escolares contabilizados en 2018 y 2019 respectivamente, la pandemia trajo un respiro, pues la mayoría de las escuelas cerraron en marzo de 2020 para limitar la propagación del coronavirus, y algunas recién están empezando a reabrir.
Así, ‘solamente’ se registraron nueve tiroteos en 2020 y dos en el primer trimestre de 2021.
«Tememos que la violencia con armas de fuego en las escuelas de Estados Unidos sea peor en 2021 que antes de la pandemia», advirtieron dos profesores de derecho penal, James Densley y Jillian Peterson, en un artículo publicado en el sitio independiente de noticias The Conversation, tras la muerte de un estudiante en un instituto de Tennessee el 12 de abril.
La venta récord de armas de fuego en los últimos meses en Estados Unidos y el deterioro de la salud mental de los jóvenes confinados «exacerban el riesgo de violencia», según los dos expertos, autores de un reciente libro sobre el tema.
Con información de AFP