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EE.UU

Una red clandestina de mujeres abortistas en EEUU, en la palestra 50 años después

Heather Booth era estudiante en Chicago en 1965 cuando recibió la llamada de un amigo en apuros. Su hermana, dijo, estaba embarazada pero no estaba preparada para tener un hijo y se sentía «al borde del suicidio».

Aprovechando sus contactos en la ciudad, Booth ayudó a la joven a encontrar un médico dispuesto a realizar un aborto ilegal, en lo que ella creía que sería un único «acto de buena voluntad».

«Pero se corrió la voz», cuenta la mujer de 76 años en una entrevista desde su casa en Washington, más de medio siglo después.

Ese acto se convertiría en una red clandestina de mujeres llamada «Jane», que ayudó a dar término a miles de embarazos no deseados, de forma segura y sin estigmas, llegando a practicar ellas mismas 11.000 abortos.

Una de ellas era Martha Scott, que a la edad de 80 años recuerda desafiante su decisión de infringir la ley entonces.

«Sentí con mucha fuerza (…) que estamos haciendo esta acción ilegal porque es importante hacerla, porque no se puede hacer legalmente», rememora Scott en una entrevista por video desde su residencia en Chicago.

«Las malas leyes requieren que escojas actuar de maneras que pueden ser un poco riesgosas».

 

– «Comunidad solidaria» –

 

Booth y Scott, cuyo viaje con las «Janes» será el centro de un próximo documental de HBO, tienen crudos recuerdos de la época anterior a la histórica decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos en el caso Roe vs. Wade, el 22 de enero de 1973.

Antes de que se creara el derecho al aborto en todo el país, mujeres desesperadas se lastimaban intentando interrumpir sus embarazos.

«Algunas tomaban lejía, otras usaban una percha (…) Algunas se hacían daño a sí mismas, tirándose por las escaleras o desde el techo», enumera Booth.

Sin alternativas, las mujeres buscaban abortos en proveedores ilegales, muchos de ellos solo preocupados por el lucro y carentes de escrúpulos y de preocupación por la salud de sus «pacientes».

En ese contexto, Eleanor Oliver, otra exmiembro de la red, corrió con suerte cuando procuró un aborto ilegal en Washington. «Fue muy profesional, muy oficial», comenta Oliver, ahora de 84 años.

Cuando se corrió la voz de que Booth podía ayudar a las mujeres a conseguir un aborto seguro, cada vez más comenzaron a contactarla, y reclutó a otras para que la ayudaran.

Para ser discretas, pedían a quienes llamaban que dejaran un mensaje para «Jane». Así nació el grupo, establecido como una «comunidad solidaria».

El colectivo descubrió un tiempo después que su abortista no era un médico autorizado. Esto provocó bajas en su seno.

Pero otras integrantes se dieron cuenta de que si un hombre sin formación profesional podía aprender a realizar abortos de forma segura, ellas también podían, narra Scott.

 

– «Furiosa» –

 

En mayo de 1972, la policía irrumpió en el apartamento donde funcionaba el colectivo «Jane».

Scott, que estaba en uno de los dormitorios convertidos en quirófanos, recuerda que le decían: «¿Dónde está el que hace los abortos?».

«No era cualquier tipo el que hacía abortos (…) nosotras hacíamos abortos».

Ella y otras seis personas fueron detenidas y llevadas a la cárcel, donde pasaron la noche antes de ser liberadas a la espera del juicio.

Tras el caso Roe vs. Wade, se retiraron los cargos contra las «Janes» y el grupo se disolvió.

Sin embargo, medio siglo después su trabajo vuelve a ser relevante, después de que una filtración revelara que el Tribunal Supremo está considerando la posibilidad de revocar completamente el fallo de Roe vs. Wade.

Scott estaba «simplemente furiosa» ante la noticia, pero «no sorprendida», a la luz de la nominación por parte del expresidente Donald Trump de tres jueces conservadores antiabortistas, que inclinan el tribunal hacia la derecha.

Si se anula el derecho al aborto en todo el país -dejando a los estados libres para promulgar restricciones «peligrosas»- Scott espera que una nueva generación de activistas tenga que dar un paso adelante.

«Lo que tenemos que hacer es usar todas las herramientas a nuestra disposición», considera, de su lado, Booth.

«Los abortos no se detendrán», señala, citando datos que muestran que una de cada cuatro mujeres estadounidenses interrumpirá un embarazo en algún momento de su vida.

«No es raro, y necesita ser seguro».

AFP