Martine Moise, viuda del presidente de Haití asesinado el miércoles, Jovenel Moise, hizo el sábado sus primeras declaraciones públicas desde el ataque, en las que pidió a su país que no «pierda el rumbo».
Las palabras de Martine Moise llegan tres días después de que fuera trasladada en avión a un hospital de Miami para ser tratada de las graves heridas sufridas en la madrugada del miércoles, cuando hombres armados irrumpieron en la casa familiar en Puerto Príncipe, la capital de Haití, país que ve agravada la crisis política que sufría sin plan de sucesión claro en el horizonte tras el magnicidio.
«Estoy viva, gracias a Dios», dijo Martine Moise en un mensaje de audio en criollo publicado en su cuenta oficial de Twitter, y verificado como auténtico para la AFP por el ministro de Cultura y Comunicaciones de Haití, Pradel Henriquez.
«En un abrir y cerrar de ojos, los mercenarios entraron en mi casa y acribillaron a mi marido a balazos… sin darle siquiera la oportunidad de decir una palabra», dijo.
Según las autoridades haitianas, un escuadrón de 28 hombres (26 colombianos, muchos de ellos soldados retirados, y dos haitiano-americanos) irrumpió y abrió fuego contra la pareja en su casa.
Las autoridades haitianas han detenido a 17 asaltantes y han abatido al menos a otros tres. El resto sigue en libertad, según la policía.
Hasta el momento no se ha hecho público ningún motivo, y las preguntas se arremolinan sobre quién podría haber sido el autor intelectual del magnicidio.
Martine Moise apuntó a una variedad de posibles razones: dijo que los asesinos habían sido sido enviados por personas que estaban disgustadas con los planes de su marido de proporcionar «carreteras, agua y electricidad, un referéndum (constitucional) y elecciones para finales de año».
Sugirió que tal vez quienes están detrás del asesinato «no quieren ver una transición en el país».
«Estoy llorando, es cierto, pero no podemos dejar que el país se pierda», dijo. «No podemos dejar que su sangre… se haya derramado en vano».
Sin rumbo claro
El asesinato de Moise ha sumido en el caos al ya de por sí inestable Haití, el país más pobre de América.
La comunidad internacional pidió que se siga adelante con las elecciones presidenciales y legislativas previstas para finales de este año.
En cuanto a la transición, el primer ministro interino, Claude Joseph, dice que sigue al mando.
Pero un grupo de senadores, con el respaldo de partidos de la oposición, respaldan un plan para instalar al líder del Senado, Joseph Lambert, como presidente provisional, con Ariel Henry como nuevo primer ministro, un cargo que ya le había dado Moise a principios de esta semana.
No está claro cómo podría Lambert llevar adelante su plan, y por ahora Joseph parece tener a la policía y otras fuerzas de seguridad de su lado.
«La Constitución es clara: tengo que organizar elecciones y pasar el poder a otra persona que sea elegida», dijo Joseph en una entrevista emitida el sábado por la CNN.
Funcionarios estadounidenses afirman que Puerto Príncipe ha pedido a Washington «asistencia en materia de seguridad e investigación», y que ya se han enviado agentes del FBI.
Un ministro haitiano sostuvo que también se habían solicitado tropas, pero un alto funcionario de la administración estadounidense declaró a medios de comunicación estadounidenses que el envío de tropas está excluido.
En Puerto Príncipe, los negocios reabrieron lentamente y la gente volvió a las calles ¿el sábado. Más de 200 personas preocupadas por el futuro incierto del país se acercaron a la embajada de Estados Unidos en los suburbios de la capital con la esperanza de pedir asilo político, con sus pasaportes y otros documentos en la mano.
«Si el presidente puede ser asesinado aquí, yo -un simple ciudadano- no me salvaré. Tengo que pedir asilo para buscar una vida mejor en otro lugar», dijo Louis Limage a la AFP fuera del edificio.
En cuanto a Martine Moise, prometió relacionarse con los haitianos a través de Facebook «en un futuro próximo». «No os abandonaré», dijo.
Con información de AFP