El expresidente de EE.UU., Donald Trump, no tiene planeado participar en el segundo debate de precandidatos republicanos, al igual que en el primero, decisión la cual provoca una división entre los votantes del partido en torno a si dicha estrategia es favorable.
«No tengo ningún problema con que no debata», dijo Marilyn Moses, una enfermera registrada y partidaria autoidentificada de Trump de Zionsville, Indiana. «Cuando estás tan por delante en las encuestas, ¿por qué debería tener que hacerlo? Quiero decir, Biden no está debatiendo en el lado demócrata, y nadie está diciendo una palabra al respecto».
Históricamente, las expectativas son diferentes para los presidentes en funciones. Según el Centro de Política de la Universidad de Virginia, ningún presidente en funciones ha participado en un debate primario, incluso aquellos que enfrentaron desafíos primarios significativos.
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«Además, como estoy segura de que saben, Trump tiene mucho que hacer en este momento», dijo a la VOA, haciendo referencia a las múltiples acusaciones penales que enfrenta.
A pesar de las grandes ventajas sobre todos sus rivales republicanos, todavía hay algunos miembros del partido que no están contentos con la estrategia de Trump.
«Estoy decepcionado por su decisión de no debatir», dijo a VOA William Keene, un ex oficial de policía de Pismo Beach, California. «Su decisión podría ser inteligente para él, pero no para el país. Merecemos verlo luchar por ideas con los otros candidatos. No hay forma de que vote por alguien que tenga miedo de debatir».
Es una estrategia que parece estar funcionando. Morning Consult realizó una encuesta de posibles votantes primarios republicanos un día después del primer debate primario del Partido Republicano del mes pasado. Cincuenta y ocho por ciento de los encuestados dijeron que respaldaban a Trump para la nominación presidencial.
Con información de Voz de América