Hace un año que la doctora venezolana Daniela Molero trabaja para el Proyecto de Salud de la Cruz Roja Chilena. Durante todo este tiempo, su labor ha consistido en realizar atenciones y controles de salud a cientos de personas que acuden al Policlínico de la filial en Puente Alto y a la casa Santa Mónica (Caritas) en Santiago, en el marco de una iniciativa que busca reducir la mortalidad y morbilidad de la población refugiada y migrante en Chile, específicamente en las Regiones Metropolitana, y de Arica y Parinacota.
El proyecto contempla una asistencia integral que incluye la atención médica primaria, derivaciones a especialidades, realización de exámenes de diagnóstico y compra de medicamentos: “Hay familias que atiendo desde el año pasado, que vienen por lo menos una vez cada dos meses, ya sea porque no han logrado integrarse correctamente al sistema de salud, o bien porque algún otro miembro de la familia llegó recientemente al país y requiere atención. En realidad, no es una consulta de una sola vez ya que se hacen controles de los pacientes y ellos siguen acudiendo, se crea una red de confianza y muchos de sus temores desaparecen”, explicó Daniela, quien además asegura que durante la época invernal aumentan las atenciones por dolores óseo-articulares y cuadros respiratorios, específicamente en pacientes escolares y en la población adulta mayor.
Hasta el momento, el proyecto ha realizado cerca de 2.360 atenciones médicas.
Adicionalmente, se han complementado estos servicios con un Programa de Transferencia Monetaria (PTM), financiado por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), que les permite a las y los pacientes acceder oportunamente a atenciones médicas de especialidad, realizarse exámenes y comprar medicamentos a través de una tarjeta de débito internacional con un cupo definido para estos propósitos.
El proyecto contempla entregar 320 tarjetas para cubrir necesidades específicas en salud.
“Gracias a la atención primaria, podemos detectar las necesidades de las personas. Cuando se pesquisa que las personas tienen alguna enfermedad o requieran hacerse algún examen de evaluación con especialista o comprar algún medicamento, nuestros médicos las inscriben para que puedan acceder al PTM.
En este caso, la tarjeta que se les entrega contiene un monto para que puedan comprar lo que necesiten y luego vuelven nuevamente a control con nuestros médicos para poder revisar cómo le fue, ver los resultados de los exámenes y ver si necesitan algún otro apoyo en salud de parte de nuestro proyecto”, afirmó la Doctora María Soledad Gaytán, Coordinadora Médica del Programa de Salud. “La tarjeta tiene montos diferentes, dependiendo el número de integrantes de la familia y si alguno tiene alguna enfermedad crónica”, agregó.
“El acceso oportuno y eficiente a la salud es un derecho de todas las personas refugiadas y migrantes, cuyo acceso además facilita enormemente otras dimensiones de la integración local. Por ejemplo, a medida que las personas cuentan con buena salud, tienen también más posibilidad de aumentar sus medios de vida a través de la obtención de un empleo o el emprendimiento. En el caso de la niñez, de insertarse correctamente en el ámbito escolar”, explicó Francisca Gomez, Oficial Asistente de Desarrollo de ACNUR.
Con información de El Vinotino