Desde la implementación de la orden ejecutiva del presidente Joe Biden el pasado 4 de junio, los encuentros diarios con inmigrantes en la frontera han experimentado una notable disminución, marcando un descenso del más del 50 por ciento. Este cambio drástico ha llevado a registrar menos de 1,900 encuentros por día, una cifra significativamente menor a la observada en períodos anteriores.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha jugado un papel crucial en este panorama, facilitando la deportación expedita de más de 50,000 inmigrantes en tan solo seis semanas desde la implementación de la orden. Esta acción no solo busca controlar el flujo migratorio, sino también fortalecer las medidas de seguridad en la frontera.
La administración Biden ha establecido un umbral adicional antes de considerar la suspensión del cierre de la frontera, vinculado a la reducción de encuentros diarios a menos de 1,500 personas. Este enfoque refleja un compromiso firme para manejar de manera efectiva los desafíos en la frontera, según ha adelantado la Casa Blanca.
A pesar de los logros alcanzados, los funcionarios de la Casa Blanca subrayan la necesidad de una solución legislativa duradera. Un acuerdo bipartidista propuesto podría proporcionar recursos cruciales, como la contratación de 1,500 agentes adicionales para la CBP, 1,200 para ICE, y la asignación de 100 equipos de jueces de inmigración, entre otros. Estas medidas no solo apuntan a fortalecer la seguridad fronteriza, sino también a implementar reformas profundas en el sistema de asilo y mejorar la tecnología de detección.
El DHS ha informado además sobre el éxito de sus esfuerzos en aumentar la expulsión acelerada de no ciudadanos bajo custodia, así como en reducir significativamente la cantidad de personas liberadas mientras esperan sus procedimientos de deportación. Este enfoque ha sido fundamental para gestionar eficazmente los recursos de aplicación de la ley y garantizar una aplicación más rigurosa de las políticas migratorias.
En cuanto a las deportaciones, estas han sido diversificadas, abarcando a individuos de múltiples países en América del Sur y del hemisferio oriental, incluyendo naciones como Colombia, Ecuador, Perú, Egipto, Mauritania, Senegal, Uzbekistán, India y China.
La estrategia de la administración Biden incluye disposiciones flexibles que ajustan la elegibilidad para el asilo según los niveles de encuentros en la frontera, adaptándose dinámicamente a las condiciones cambiantes.
En resumen, las políticas implementadas han generado resultados tangibles en la gestión de la frontera, aunque persiste un llamado urgente al Congreso para actuar y aprobar medidas que garanticen una solución integral y sostenible a los desafíos migratorios en Estados Unidos.