Ante el creciente número de venezolanos que la Administración Biden expulsa diariamente desde Estados Unidos a México, las autoridades fronterizas batallan para atender a todos los migrantes que van llegando.
El martes por la noche, unos 200 venezolanos se amotinaron en la estación del Instituto Nacional de Migración (INM) de México en Tijuana, un lugar a todas luces insuficiente para internar a tanto extranjero mientras deciden qué hacer con ellos.
Hasta esta estación migratoria han llegado familiares de los venezolanos que se encuentran internados y alegan que las autoridades les han negado información, tal como relató a la Voz de América Yosvelsy Castañeda, una venezolana residente en Tijuana. “Él tiene infección en sus pulmones, tiene una infección respiratoria y hasta el momento no he sabido nada de él’’, dijo sobre uno de los allí retenidos.
Previamente, activistas quemaron piñatas con los rostros del Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken y de su homólogo mexicano Marcelo Ebrard.
Policías y soldados acordonaron el lugar durante horas. Al día siguiente, dejaron salir a migrantes de otros países.
A una semana de ese acuerdo, los problemas al sur de la frontera aumentan. “Estamos en la incertidumbre esperando noticias a ver, por lo menos, para poder transitar si muchos se quieren devolver”, comentó Erick, un venezolano expulsado a México.
Tanto Erik como Alberto González cruzaron por Texas, pero los enviaron a San Diego, California, y los regresaron por Tijuana.
Con información de VOA.