El calor implacable debido a las altas temperaturas que se han mantenido este verano, superando incluso los 37 grados Celsius, han contribuido para que más migrantes mueran en la frontera entre México y EE.UU.
Quienes viajan a través de una tierra árida y matorrales para evitar ser capturados por la Patrulla Fronteriza, se topan con ese calor extremo. En lo que va de 2023, van más de 500 muertes confirmadas. En 2022 hubo 853, siendo uno de los años más letales.
Entre las causas de muerte está el ahogamiento mientras intentan cruzar por el río Bravo. Otros, por su parte, caen ante las potentes condiciones del desierto o la falta de agua. Por esto último, sus muertes terminan siendo atribuida a la deshidratación, hipotermia o insolación.
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Según las autoridades, el calor abrasador de este verano, sumado a la humedad, influyen en muchas de las muertes del 2023.
«Es peligroso estar ahí fuera durante varias horas», advierte el meteorólogo de Texas, Jeremy Katz, reseña The New York Times.
Asimismo, la Patrulla Fronteriza advierte de tales consecuencias en redes sociales. «Las temperaturas extremas contribuyeron a que 45 individuos fueran rescatados y diez individuos murieran debido a la peligrosidad del calor y las condiciones», dijo en julio el director de la agencia, Jason Owens.
La semana pasada, alertó que sus agentes detectaron 13 migrantes muertos la semana pasada.
Con información de The New York Times