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Inmigración

Cuba acoge a más de 800 migrantes haitianos que quedaron a la deriva

Más de 800 migrantes haitianos, incluidos varios niños y una bebé, que viajaban en una embarcación hacia Estados Unidos, desviaron su ruta por las corrientes marinas y recalaron en la costa central de Cuba, informaron este miércoles medios locales.

«En cumplimiento de las normas internacionales, las autoridades cubanas procedieron de inmediato a brindarles atención médica y ayuda humanitaria» al grupo de «más de 800 personas», cuya embarcación recaló la mañana del martes en la costa de Caibarién, un pueblo de la provincia de Villa Clara, señaló el portal de noticias Cubadebate.

Destacó que autoridades cubanas y la Cruz Roja alojaron temporalmente a los haitianos en la base de campismo Sierra Morena, donde reciben alimentación y atención médica, mientras que «continúan los contactos con el gobierno de Haití para asegurar el retorno seguro y voluntario de estas personas hacia su país».

La televisora provincial Telecubanacán precisó que en la embarcación viajaban «varios niños» y una «pequeña de solo meses de nacida».

De hecho, una de la fotografías de la operación de rescate que publicó Cubadebate muestra el momento en que un rescatista lleva en sus brazos a la bebé.

Punta de Maisí, en el extremo oriental de Cuba, está separada de Haití por 77 km del estrecho marino Paso de los Vientos, cuyas fuertes corrientes desvían con frecuencia los botes de emigrantes haitianos y los hacen naufragar o recalar en Cuba, sobre todo en la provincia de Guantánamo.

En febrero pasado, otro grupo de 292 migrantes haitianos llegó a la provincia de Ciego de Ávila, también en el centro de Cuba, después de que el barco en que navegaban quedara a la deriva en el mar, informó el periódico provincial Invasor.

Invasor subrayó entonces que entre 2020 y 2021 las autoridades cubanas habían socorrido en Guantánamo a más de 4.000 haitianos, que llegaron a la isla en 76 embarcaciones.

Haití, el país más pobre del Caribe, se hunde en una crisis de gobernanza. El creciente control de las pandillas lastra las esperanzas de una mejora de las condiciones de vida para la población, víctima de secuestros cometidos a diario por bandas armadas.

AFP