El Papa Francisco advirtió que rechazar a personas migrantes es considerado un pecado grave, según se pronunció en su catequesis semanal en la plaza de San Pedro del Vaticano. Advirtiendo que la crisis migratoria no se soluciona con leyes más restrictivas ni con rechazos.
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«Hermanos y hermanas, en una cosa podremos estar todos de acuerdo: en esos mares y desiertos mortíferos, los migrantes de hoy no deberían estar. Pero no es mediante leyes más restrictivas, no es mediante la militarización de las fronteras, no es mediante rechazos como lo conseguiremos», indicó el primer mandatario de la iglesia católica.
Recordó que hay desiertos que se convierten en cementerios de migrantes. «Tampoco aquí se trata de muertes naturales. No. A veces los llevan al desierto y los abandonan allí», explicó mientras dijo que hay migrantes a los que nadie ve, solo Dios que escucha su clamor.
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«Los esfuerzos de tantos buenos samaritanos, que hacen todo lo posible por rescatar y salvar a los migrantes heridos y abandonados en las rutas de la esperanza desesperada, en los cinco continentes», especialmente las ONG.
Exhortó a los feligreses a orar por los migrantes para que los desiertos y océanos no sigan siendo cementerios sino espacios onde Dios pueda abrir caminos de libertad y fraternidad