La ministra británica del Interior, Suella Braverman, defendió un controvertido proyecto de expulsar a Ruanda a los migrantes que llegaron de manera irregular a Reino Unido, y afirmó que es «humanitario» y «compasivo».
El gobierno conservador de Reino Unido hizo de la lucha contra la inmigración irregular una de sus prioridades y firmó hace más de un año un acuerdo con Ruanda para expulsar a una parte de los migrantes irregulares a ese país africano.
El acuerdo busca prohibir todas las solicitudes de asilo de quienes llegan ilegalmente y transferirlos a terceros países «seguros», como Ruanda, para impedir que miles de migrantes crucen el canal de la Mancha en embarcaciones precarias.
«Creo sinceramente que esta asociación de primer plano en el mundo entre dos aliados y dos amigos, el Reino Unido y Ruanda, abrirá el camino para encontrar una solución a la vez humanitaria y compasiva», declaró en Kigali Braverman.
Junto a ella estaba el ministro de Relaciones Exteriores de Ruanda, Vincent Biruta, quien afirmó que el acuerdo no solo «ayudará a desmantelar redes criminales de tráfico» sino que «salvará vidas».
El proyecto, que busca desalentar las riesgosas travesías por el canal de la Mancha, ha sido denunciado por numerosas organizaciones de defensa de derechos humanos.
Más de 45.000 personas llegaron al Reino Unido por la peligrosa ruta del canal de la Mancha el año pasado. En 2021 fueron 28.526.
Durante su visita a Ruanda, Braverman visitó centros de «larga estancia» destinados a las personas devueltas a la nación africana, describe el comunicado del Ministerio del Interior.
Algunos medios, como The Guardian o la BBC, no fueron invitados a cubrir el viaje de la ministra.
El gobierno de Ruanda reiteró que estaba listo para acoger a «miles» de personas en el marco del acuerdo, según el comunicado del ministerio británico.
El Alto Tribunal de Londres dictaminó en diciembre que el controvertido plan del gobierno británico era legal, pero la justicia aceptó en enero examinar un proceso de apelación.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) paralizó un primer vuelo en junio, pero el gobierno del primer ministro Rishi Sunak se ha comprometido a reanudar la política.
Ruanda, dirigida con mano de hierro por el presidente Paul Kagame desde el final del genocidio de 1994 que dejó más de 800.000 muertos, es regularmente acusada de reprimir las voces críticas y la oposición.
Miles de personas se manifestaron el sábado en varias ciudades del Reino Unido contra el proyecto.
AFP.