Las redes de traficantes que organizan los cruces clandestinos del Canal de la Mancha tienen todas las características de la «delincuencia organizada», lo que complica la tarea de las autoridades francesas.
El naufragio del 24 de noviembre de 2021, en el que murieron al menos 27 migrantes, suscitó una gran conmoción y llegó al gobierno francés a prometer que combatirá a estas redes.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, prometió la duplicación de los efectivos encargados de impedir la inmigración irregular, la creación de antenas regionales de la «oficina contra los traficantes de personas» y el sobrevuelo de un avión de la agencia europea Frontex sobre la costa de Ópalo, frente a Reino Unido, un lugar que atrae desde hace años a migrantes que buscan llegar a su «El Dorado».
Pero casi cinco meses más tarde, los traficantes permanecen en el lugar y la demanda sigue creciendo.
En 2021, 52.000 personas intentaron esta travesía -de las cuales 28.000 la lograron-, según el ministerio del Interior francés, unas cinco veces más que en 2020. Un récord.
La comunidad kurda iraquí utiliza mayoritariamente las pequeñas embarcaciones un método que surgió en 2019 y suplantó a los camiones.
Esta red tiene ahora «el control sobre los +spots+ (sitios) de salida» en el norte de Francia, donde gestiona «60% del tráfico», explica a la AFP Laurence Marniquet, que dirige el servicio de investigación de la policía fronteriza (PAF) en la región.
– Ajustes de cuentas –
La red impone sus tarifas, en promedio entre 2.500 y 3.000 euros (2.710 y 3.260 dólares) por persona, los lugares y las condiciones de salida, así como posibles subcontrataciones a otras redes, en particular afganas o iraníes.
¿Y si un grupo intenta suplantarla? «Hay ajustes de cuentas, asesinatos», continúa la comandante Marniquet. «Se profesionalizan», añade, describiendo barcos cada vez más sobrecargados (doce personas por embarcación en promedio en 2019 frente a 27 en 2021), el empleo de numerosos intermediarios y «salidas agrupadas» a lo largo de los 150 km de litoral.
«Son redes que funcionan sobre un modelo internacional y que pertenecen a la gran delincuencia organizada», resume Fernand Gontier, director central de la policía fronteriza.
Los pagos nunca se efectúan en Francia, lo que entorpece el trabajo de los investigadores. Las sumas son a menudo desbloqueadas en el país de origen por las familias una vez recibida la prueba de la travesía, generalmente una captura de pantalla de la geolocalización en aguas inglesas.
En 2021, una veintena de organizaciones fueron desmanteladas, según Ocriest, la agencia contra el tráfico de personas que el ministerio del Interior desea reforzar.
– Una base en Alemania –
Rizgar Hamed Amin, un kurdo iraquí de 35 años, fue condenado a mediados de marzo en Dunkerque (norte de Francia) a cinco años de prisión junto a dos compatriotas.
Se le acusa de ser la cabeza de una red de contrabandistas que gestionaba el abastecimiento de barcos en el litoral y de haber organizado una veintena de travesías entre mayo de 2021 y enero de 2022.
«Las redes tienen una base importante en Osnabrück, Alemania. Si queremos detener los cruces, tenemos que trabajar en la oferta de barcos allí», señala la comandante Marniquet.
El 10 de octubre de 2021, dos personas fueron avistadas en Osnabrück cargando cinco motores, cien chalecos salvavidas y nueve embarcaciones en un vehículo. La policía los detuvo y luego los liberó gracias a una factura turca presentada por un hombre, que alegó el error de entrega. El equipo fue devuelto.
Los investigadores descubrieron más tarde que uno de estos barcos fue utilizado para cruzar el Canal de la Mancha.
«En Alemania hay un verdadero problema con este tema», admitió el ministro francés del Interior en diciembre.
Desde hace varios meses, el material necesario para la travesía ya no se encuentra en libre acceso en Francia, se felicita Darmanin. Por lo tanto, las redes deben dirigirse a otros países.
Este material fabricado se envía en contenedores a Turquía. Así ingresa en la Unión Aduanera de la UE, donde no es examinado en detalle, ya que los agentes están centrados en el tráfico de estupefacientes.
A continuación, viaja en camión hasta Osnabrück. Desde allí, los intermediarios, «que a menudo no saben lo que están haciendo, van a depositar el material en coordenadas GPS que les envían en las playas del litoral», cuenta un investigador de la policía.
Según los investigadores entrevistados, impedir las salidas es esencial puesto que son sumamente lucrativas.
AFP.