El ministro japonés de Justicia, Yasuhiro Hanashi, presentó su dimisión este viernes tras recibir muchas críticas sobre unas declaraciones, según las cuales su cargo solo es visible cuando autoriza la ejecución de un condenado a muerte.
Durante una reunión política el miércoles, Hanashi habría afirmado que su cartera era «un cargo más bien discreto que solo ocupa las primeras planas cuando confirma las ejecuciones» capitales.
Japón es, con Estados Unidos, uno de los últimos países industrializados donde se aplica la pena de muerte, que tiene los favores de la opinión pública nipona.
Al anunciar su dimisión el viernes Hanashi, que era ministro de Justicia desde agosto y no ha autorizado ninguna ejecución en ese lapso de tiempo, dijo que se había expresado de forma «irreflexiva».
Esta dimisión complica la situación para el primer ministro Fumio Kishida, fragilizado desde este verano boreal por un escándalo sobre los vínculos entre su partido y la secta Moon, que ha prometido romper.
AFP