Estados Unidos y Argentina manifestaron el martes su «seria preocupación» por la presencia en Nicaragua del alto funcionario del gobierno iraní Mohsen Rezai, contra quien hay una orden de captura internacional por el mortal atentado contra el centro judío AMIA en Buenos Aires, dijo el gobierno de Joe Biden.
Rezai, vicepresidente para Asuntos Económicos de la República Islámica, encabezó la delegación iraní que participó el 10 de enero en la investidura de Daniel Ortega, quien inició un cuarto mandato consecutivo en medio de nuevas sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea (UE), que consideran su reelección una «farsa».
Durante una reunión en Washington, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, y su homólogo argentino, Santiago Cafiero, «expresaron su seria preocupación por la reciente visita a Nicaragua» de Rezai, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
El portavoz de Blinken resaltó que Rezai, excomandante de la Guardia Revolucionaria iraní, «es objeto de una Notificación Roja de Interpol por homicidio agravado y daños en relación con el atentado con bomba contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) de 1994, en el que murieron 85 personas en Buenos Aires».
El secretario de Estado y el canciller argentino «discutieron la cooperación en los esfuerzos para llevar ante la justicia a los sospechosos de complicidad en el ataque», apuntó Price en una declaración al cabo de la cita bilateral.
La Cancillería argentina no mencionó el tema en el comunicado que emitió tras la reunión.
Pero un alto funcionario del gobierno argentino dijo a periodistas en Washington que fue la delegación argentina la que planteó el asunto durante el encuentro, señalando la necesidad de cooperación internacional para llevar adelante los procedimientos de alertas rojas de Interpol.
«Solicitamos el acompañamiento de Estados Unidos para que nos ayuden con esta dinámica», señaló, bajo condición de anonimato.
El responsable dijo que Argentina quiere «tomar una iniciativa» en la Organización de los Estados Americanos (OEA) para «poner en agenda de vuelta el tema».
Argentina condenó el 11 de enero la presencia de Rezai en Managua, considerándola «una afrenta a la justicia argentina y a las víctimas del brutal atentado terrorista contra la AMIA», que sigue impune.
El gobierno de Alberto Fernández ya había repudiado en agosto pasado designación de Rezai a su cargo, entre otros nombramientos de acusados por la justicia argentina en el gobierno de Teherán, entre ellos el ministro del Interior, Ahmad Vahidi.
El embajador Daniel Capitanich fue el único representante de Argentina en la toma de posesión de Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, a la que no asistió ningún delegado estadounidense.
El subsecretario de Estado para las Américas, Brian Nichols, quien estaba sentado junto a Blinken en la reunión con Cafiero, tuiteó el viernes que «el hemisferio no puede mirar al otro lado mientras Ortega-Murillo socavan la democracia y seguridad regional».
Irán anunció la semana pasada que apoyará al gobierno de Ortega ante a las «amenazas» que enfrenta de Estados Unidos.
AFP.