Decenas de exparamilitares de ultraderecha que entregaron los fusiles hace dos décadas se reunieron este sábado en el centro de Colombia para pedirle al gobierno izquierdista «retomar» y corregir su proceso de paz, alegando incumplimientos a lo pactado.
Bajo un sol inclemente y reunidos en un centro deportivo del municipio de Puerto Boyacá, los excombatientes expresaron su voluntad de hacer parte de la política de «Paz Total» con la que el presidente Gustavo Petro aspira a extinguir más de medio siglo de conflicto interno.
Uno de los exjefes de las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Edward Cobos Téllez, alias «Diego Vecino», leyó una declaración en la que pidieron «retomar el proceso político de paz entre el Estado colombiano y las AUC».
«El primer punto de esta declaración por la paz consiste en pedirle al presidente (…) se declare hoy en este importante encuentro oficialmente abiertas las negociaciones de paz (…) inconclusas por la falta de compromiso de gobiernos anteriores, a 20 años de haberse iniciado el proceso», añadió.
Estas milicias de ultraderecha sembraron terror en los años 90 en medio de su guerra a sangre y fuego contra las guerrillas izquierdistas, con el apoyo de algunos miembros de la fuerza pública.
En el gobierno del derechista Álvaro Uribe (2002-2010) más de 30.000 paramilitares se desmovilizaron bajo un sistema especial de justicia que preveía un máximo de ocho años de cárcel a cambio de su desarme y la confesión de crímenes.
Pero las antiguas AUC alegan que algunos excombatientes siguen en prisión o quedaron en un limbo en sus procesos judiciales que les impide conseguir empleo, votar o abrir una cuenta bancaria, de acuerdo con sus testimonios dados a la AFP en Puerto Boyacá, un antiguo bastión paramilitar a orillas del río Magdalena.
– «Perdón» –
Vestidos de blanco y con gorras de estilo camuflado que decían «Primer encuentro nacional por la paz» los exparamilitares escucharon a sus voceros y al Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, que habló en representación del gobierno.
«Buscamos resolver vacíos, inseguridades e indefiniciones para buscar un cierre político digno», declaró Edward Cobos desde una tarima decorada con un afiche inmenso que rezaba «reconciliación».
Alrededor, observaban atentos algunos exguerrilleros de las FARC, sus antiguos enemigos en la cruenta guerra.
El Comisionado Rueda tomó luego la palabra y en una corta intervención les dijo a los exparamilitares que su reincorporación «es un compromiso del gobierno» que «nunca se les ha negado».
«Hay asuntos de los firmantes de la paz que no se han abordado con responsabilidad en materia de reincorporación», reconoció más tarde Rueda, ante los medios.
En el poder desde agosto, Petro dialoga con todos los grupos ilegales y explora caminos distintos con cada uno de ellos para conseguir su desarme.
El primer izquierdista en llegar al poder de Colombia instaló en noviembre una mesa de negociación de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y aspira a hacer lo mismo con las disidencias de las FARC que rechazaron el acuerdo de 2016. También ofrece sometimientos a la justicia con beneficios penales para bandas narcotraficantes a cambio de que dejen el negocio.
«Queremos reiterar nuestra voluntad de paz, manifestar nuestro arrepentimiento, decirle a las víctimas perdón públicamente (…), reiterar nuestro compromiso», dijo a la AFP el exjefe paramilitar Rodrigo Pérez, conocido como Julián Bolívar.
Antiguos rebeldes de las FARC apoyaron las peticiones de los exparamilitares.
«Colombia necesita la paz total, y en estos escenarios en los que hoy nos encontramos de reconciliación enviamos un mensaje de que sí podemos avanzar, caminar todos hacia una nueva sociedad», sostuvo a la AFP la senadora y exguerrillera Sandra Ramírez, del partido Comunes, surgido del acuerdo de paz.
Pese a la desmovilización de los paramilitares y el grueso de las FARC, la violencia financiada por el narcotráfico persiste en Colombia y deja nueve millones de víctimas en más de medio siglo.
AFP.