La expresidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, denunció este domingo, día en el que cumple tres meses en prisión preventiva, ser una «presa política» y afirmó que las causas en su contra no lograrán quebrantarla.
«El MAS ha decidido que su trofeo de la venganza siga detenida en una cárcel, y aquí estoy, cumpliendo años y 90 días como presa política», publicó Áñez en una carta manuscrita subida a Twitter.
La expresidenta está acusada de delitos de sedición, terrorismo y conspiración, en base a la denuncia de una exdiputada oficialista del Movimiento Al Socialismo (MAS, izquierda).
A esas denuncias se han sumado otras por actos inconstitucionales durante su mandato. El Gobierno boliviano investiga la recepción de armas, munición de guerra y gases lacrimógenos bajo el mandato Áñez procedentes de Ecuador y si se usaron en los conflictos sociales de 2019.
«No van a quebrantar mi espíritu, aunque sigan inventando delitos para tapar los suyos», agregó en la misiva la exmandataria, que en reiteradas oportunidades denunció que su salud se ha deteriorado en prisión.
Además de Áñez fueron encarcelados dos de sus ministros.
A fines de 2019, Bolivia vivió una etapa de convulsión social, después de que la oposición denunciara que el entonces presidente, Evo Morales, cometió fraude electoral para asegurarse un cuarto mandato.
Los conflictos derivaron en la renuncia de Morales, tras 14 años en el poder, y su posterior exilio a México.
La administración del presidente izquierdista Luis Arce, delfín político de Morales, maneja el discurso de que en 2019 hubo un «golpe de Estado», mientras que la oposición señala que se produjo una rebelión popular contra los planes de Morales de pretender gobernar hasta 2025.