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Los diputados españoles votan la «ley trans» que divide a la izquierda en el poder

El proyecto de «ley trans», que permite cambiar libremente de género a partir de los 16 años, debe votarse este jueves en el Congreso de los Diputados español, tras meses de tensiones dentro del gobierno de izquierda y en el movimiento feminista.

Iniciativa insignia del partido de izquierda radical Podemos, aliado de los socialistas en el gobierno de coalición que encabeza Pedro Sánchez, el texto debe permitir que una persona transgénero cambie su nombre y mención relativa a su sexo en sus documentos presentando una solicitud en el Registro Civil.

Hasta ahora, esta modificación solo estaba permitida para personas mayores de edad que aportaran un informe médico y acreditaran haberse sometido a un tratamiento hormonal durante al menos dos años.

Si los diputados aprueban la ley -como está previsto-, y esta pasa el trámite del Senado en las próximas semanas, España se convertirá en uno de los pocos países del mundo que autoriza la autodeterminación de género.

Dinamarca fue el primer país europeo en conceder este derecho a las personas transgénero en 2014.

«Esta ley repara una deuda histórica del Estado con las personas trans» y «por fin despatologiza las vidas trans», además de garantizar sus derechos, defendió el miércoles ante los diputados la ministra de Igualdad, Irene Montero, principal impulsora del texto.

«Les mujeres trans son mujeres», dijo la integrante de Podemos, denunciando la «transfobia».

La iniciativa, bautizada como «ley trans», debe permitir también que los jóvenes de entre 14 y 16 años puedan cambiar la mención de su sexo en el Registro Civil, siempre que estén asistidos en el proceso por sus tutores legales. Para los de 12 a 14 años es necesario que cuenten con aval judicial.

Actualmente, todos los menores deben obtener esta autorización de un juez.

Para todos los casos, la ley prevé que el solicitante deba acudir al Registro Civil en un plazo de tres meses desde la comparecencia inicial para ratificar su petición, «aseverando la persistencia en su decisión» de cambiar de género.

– Profundas divisiones –

Aprobado en el Consejo de Ministros hace más de un año, este proyecto de ley ha provocado fuertes tensiones entre Podemos, que convirtió esta iniciativa en un pilar central de su acción gubernamental, y los socialistas de Sánchez, que trataron en vano de modificar el texto.

También generó profundas divisiones en el feminismo, entre quienes comparten la visión de Irene Montero y militantes históricas, en guerra abierta contra el proyecto.

«Cuando se reivindica el género por encima del sexo biológico (…) me parece un retroceso» para las mujeres, valoró la exnúmero dos del gobierno de Sánchez, la socialista Carmen Calvo, en una entrevista con el diario El Mundo en septiembre.

«El Estado tiene que dar una respuesta a las personas trans, pero el sexo no es ni voluntario ni opcional», añadió, alertando de los riesgos jurídicos que podía comportar la ley.

Estas feministas históricas temen que personas del sexo masculino que se autoidentifiquen como mujeres puedan participar en competiciones deportivas femeninas o cumplir condenas en prisiones de mujeres.

Haciéndose eco de estos temores, los socialistas presentaron una enmienda para extender la necesidad de contar con autorización judicial también para los jóvenes entre 14 y 16 años, pero acabó siendo rechazada.

Esta ley «simboliza la mayor derrota legislativa del PSOE frente a Unidas Podemos en esta legislatura» desde la formación del ejecutivo a principios de 2020, escribió el diario conservador El Mundo. Por su parte, El País (centro-izquierda) habla de «una de las normas que más ha tensado al gobierno de coalición».

Militante LGTBI y primera mujer transgénero elegida diputada regional en España, Carla Antonelli abandonó repentinamente el Partido Socialista en octubre en protesta por la intención de su formación de modificar el proyecto de ley.

«Hemos visto a un sector del PSOE y del feminismo pasar de defender los derechos de la minoría trans a boicotear con saña nuestra propia existencia», afirmó Antonelli el jueves en un artículo en El País.

AFP.