Más de dos millones de musulmanes iniciaron bajo el calor intenso del verano saudita el peregrinaje anual a la Meca, el primero con tantos fieles en el reino arábigo desde la pandemia de covid-19.
El sitio más sagrado del islam espera recibir un número récord de fieles este año. Para el viernes habían llegado 1,6 millones de extranjeros al sitio.
«Este año seremos testigos de la mayor peregrinación de la historia” si las cosas salen según lo previsto», dijo un funcionario saudita el domingo.
Según este responsable del Ministerio saudita del Hach y la Umrah, que pidió el anonimato, «el número de peregrinos superará los 2,5 millones».
El hach comenzó el domingo temprano con el «tawaf», la circunvalación de la Kaaba, la gran estructura cúbica recubierta de negro con bordes dorados hacia la cual millones de musulmanes rezan a diario.
«Estoy viviendo los días más bellos de mi vida», declaró Abdel Azim, un egipcio de 65 años al efectuar el ritual.
«El sueño se ha vuelto realidad», comentó el hombre jubilado, quien ahorró durante 20 años para pagar la tarifa de 6.000 dólares para participar.
El hach es uno de los cinco pilares del islam que cada musulmán con recursos suficientes debe cumplir al menos una vez en la vida.
Los rituales se efectúan a lo largo de cuatro días en La Meca y sus alrededores, en el oeste de Arabia Saudita.
Para la noche del domingo, los peregrinos comenzarán a desplazarse hacia Mina, a unos cinco km de la Gran Mezquita, antes del clímax del hach en el monte Arafat, donde se cree que el profeta Mahoma habría pronunciado su último sermón.
– «Gran bendición» –
Afuera de la Gran Mezquita, miles de peregrinos oraban sobre los tapetes coloridos que adornan el pavimento, en el caso de los hombres, vestidos con una túnica blanca.
En la zona había desplegados ambulancias, clínicas móviles y camiones de bomberos para atender cualquier urgencia médica o incidente.
El hach supone un gran desafío para la seguridad. A lo largo de los años se han producido numerosos desastres, incluida una estampida de 2015 que dejó unos 2.300 muertos.
«No puedo describir lo que siento», comentó Yusuf Burhan, un estudiante indonesio de 25 años. «Esto es una gran bendición, nunca imaginé hacer el hach este año».
Protegida del sol inclemente por sombrillas blancas, la policía patrulla a pie y comprueba los permisos de hach en diversos puestos de control, mientras que otros empleados rocían con agua a los peregrinos para refrescarlos ante temperaturas que alcanzan los 45º C.
En total, más de 32.000 trabajadores sanitarios estarán disponibles para atender casos de golpes de calor, deshidratación y agotamiento, según las autoridades sauditas.
– Cartel de ‘completo’ –
El hach, que cuesta al menos 5.000 dólares por persona, es una importante fuente de ingresos para el mayor exportador mundial de petróleo, que intenta diversificar su economía más allá de los combustibles fósiles.
El de este año será el más grande desde 2019, cuando participaron 2,5 millones de personas. Solo 10.000 fueron autorizadas en 2020, en plena pandemia del coronavirus, y subieron a casi 59.000 en 2021. El año pasado se eliminó el tope de un millón de personas.
El empresario saudita Samir Al Zafni comentó que todos los hoteles de La Meca y Medina estarán llenos hasta la primera semana de julio.
«Este año no hay una sola cama libre en nuestro grupo de 67 hoteles», dijo a AFP en su oficina.
El hach también demuestra las reformas sociales en el país conservador. El peregrinaje de este año será el mayor desde que Arabia Saudita eliminó en 2021 las reglas que impedían participar a mujeres sin la compañía de un familiar masculino.
Dejando la Gran Mezquita después de las oraciones del viernes por la tarde, Ramot Ali, de Níger, se encontraba pletórica. «Estoy muy feliz», resumió esta musulmana procedente de Níger.
AFP.