El personal de salud pública de Inglaterra realizó este lunes la mayor huelga de su historia ante la situación que vive el sector.
Los manifestantes expresaron a través de pancartas: «un personal más seguro salva vidas» y «los aplausos no pagan las facturas».
Años de aumentos por debajo de la inflación hicieron caer 20% el poder adquisitivo de las enfermeras desde 2010, afirma el sindicato Royal College of Nursing (RCN). Algunas no ya logran pagar las facturas de calefacción, alimentación o alquiler y uno de cada cuatro hospitales tuvo que abrir bancos de alimentos para su personal.
Esta baja remuneración contribuye a que haya 47.000 puestos de enfermería vacantes, agravando la presión y el estrés sobre el personal restante.
«Estamos disponibles las 24 horas 7 días por semana, nos partimos la espalda haciendo el trabajo de tres personas», afirma Victoria Busk, joven enfermera en el Hospital Queen Elizabeth de Birmingham, en el centro de Inglaterra.
«Y no va a hacer más que agravarse porque cada vez más gente abandonará la profesión», agrega.
– Todos los sectores –
En un Reino Unido donde la inflación supera el 10% desde hace meses, la crispación social no deja de crecer en todos los sectores.
Profesores -de la escuela primaria a la universidad-, trabajadores de ferrocarriles y funcionarios de múltiples ministerios protagonizaron el 1 de febrero la mayor huelga del país en más de 11 años.
Aunque cada sector tiene sus reivindicaciones específicas, todos se unen en el reclamo de aumentos salariales.
Como «último recurso», el RCN convocó en diciembre el primero paro nacional, de dos días, en sus 106 años de historia.
Pero la negociación con el gobierno conservador de Rishi Sunak fue infructuosa: su único resultado fueron dos días más de huelga en enero y otros dos, este lunes y martes, en febrero.
El paro del lunes coincide con una acción en Inglaterra del personal de ambulancias -conductores, paramédicos y telefonistas incluidos-, lo que resulta en la mayor huelga desde la creación en 1948 del Servicio Nacional de Salud (NHS) británico.
Saturados en invierno por enfermedades estacionarias como la gripe y aún desbordados por las largas listas de espera acumuladas durante la pandemia, los hospitales británicos están aquejados desde hace años por una financiación insuficiente.
– Limitar el derecho de huelga –
El paro del lunes llevó a la cancelación de unas 80.000 citas médicas y 11.000 intervenciones, «así que hay un impacto en los pacientes», subrayó el ministro de Sanidad, Steve Barclay, llamando a poner fin a las huelgas durante una visita a un hospital del suroeste de Londres.
Pese al caos provocado por las repetidas protestas, 59% de británicos apoya la huelga de enfermeras, 43% respalda a los profesores y 36% a los ferroviarios, según un sondeo de Public First publicado el pasado miércoles por Politico.
Pero el ejecutivo afirma que las exiguas arcas públicas no permiten financier unas demandas salariales que serían, además, contraproductivas en su esfuerzo por controlar la presión inflacionista.
«El gobernador del Banco de Inglaterra advirtió que si intentamos combatir la inflación con subidas salariales elevadas, la situación no hará más que empeorar y la gente no estará mejor», afirmó Barclay.
En su lugar, el gobierno busca limitar el derecho de huelga con un proyecto de ley que impone servicios mínimos en sectores claves como la sanidad, los transportes y la educación.
Pero a medida que la aprobación del texto avanza en el parlamento, crece también la tensión con unos sindicatos que no parecen dispuestos a claudicar.
«El apoyo a las enfermeras es fuerte. El gobierno no debe esperar que esto disminuya, nuestros miembros están dispuestos a renunciar a otro día de sueldo para conseguir que este gobierno haga lo correcto», dijo a Times Radio la secretaria general del RCN, Pat Cullen.
Vía AFP