Un grupo de inmigrantes en situación irregular que contrajeron el COVID-19 se encuentran aislados en un parque público al sur de Texas. Activistas pro inmigrantes han hecho protestas porque se les permita salir de aquel lugar para llegar a sus lugares de destino, en el interior del país.
Son quinientos los inmigrantes indocumentados que permanecen en McAllen, Texas, y que buscando asilo en Estados Unidos, cruzaron por la frontera sur por la localidad de La Joya.
Ahora, el reto de las autoridades es que no solo tienen que separarlos por unidades familiares e identificar a los menores no acompañados, sino también enfrentar el desafío del COVID-19.
Según las autoridades, hasta un 20% de los migrantes han resultado positivos al virus.
“El virus no reconoce nacionalidad, no reconoce fronteras; es un problema de salud pública donde nuestros políticos locales, estatales, tienen que averiguar este problema sin culpar a un grupo de personas de minorías”, expresó Daniel Díaz, director organizativo de La Unión del Pueblo Entero (LUPE).
Mientras tanto, las autoridades continúan expulsando migrantes porque la frontera sigue cerrada.
La Patrulla de Control de Fronteras informó que el mes de julio alcanzó récord en deportaciones de inmigrantes por la frontera sur. Según datos de la agencia, “la gran mayoría de adultos solteros y muchas familias continúan siendo expulsados bajo la autoridad del Título 42”, una medida implementada por la Casa Blanca en marzo de 2020 a raíz del avance de la pandemia de coronavirus.
Washington confirmó a comienzos del mes de agosto que continuará aplicando la medida preventiva por el COVID-19 de acuerdo a las orientaciones de los Centros de Control y Prevención de las Enfermedades (CDC).
“Le están echando la culpa a los migrantes por lo del virus, eso se nos hace muy injusto”, aseveró Díaz.
Con información de Voz de América