En el exilio con frecuencia tengo encuentros casuales con las personas que son la envidia de todo exiliado, ojo una envidia sana, pero envidia al fin: “Venezolanos que acaban de llegar de Venezuela y regresan en una o dos semanas a ese lugar bendito”.
Son gente que mas que de turistas, están visitando a un familiar o amigos. Y es que para nosotros el motivo principal para venir a Miami ya no es ir de compras o visitar Mickey Mouse. Es el reencuentro familiar.
Así que cada vez que veo un Venezolano de visita, aprovecho la oportunidad de escuchar la opinión de alguien que acaba de llegar, como están las cosas por allá, como ves las primarias, que piensan de los liderazgos opositores etc.
LEA TAMBIÉN: Roberto Marrero: “Cualquier cosa es mejor que esto! (?)”
Esta semana tuve un encuentro casual con “Yuraima” del Cafetal, duro unos 30 minutos, una señora sonriente con una esperanza contagiosa; Miami fue el punto de encuentro de Yuraima con sus 3 hijos, 2 varones y una hembra, todos ingenieros criados en el Cafetal, pero hoy regados por el mundo entre Estados unidos, Suiza y ella en Venezuela.
En la breve conversación con mi buena amiga y compañera de lucha que acababa de conocer y ojalá vuelva a ver, aprendí mucho.
Yuraima como buena representante de la Baruteña parroquia El Cafetal, tiene la política en los tuétanos, esta muy enterada de todo. En esa breve conversa me dijo cosas que me dieron una visión esperanzadora de este complicado proceso.
Ella esta desilusionada de los resultados, de no haber logrado el cambio, pero sigue con su esperanza intacta y con una sonrisa me dijo: “mis hijos no quieren que me regrese, pero yo no abandono mi país” me pareció hermosa y poderosa esa energía, mas aun viniendo de una señora que tiene 3 hijos trabajando en buenas empresas en el primer mundo y le dicen Mama vente conmigo a vivir y tomate unas vacaciones. Pero ella sigue aferrada en recuperar la democracia, me dejó claro que para ella irse de Venezuela era darse por vencida, era como regalarle el país a esta gente. Yuraima esta clara…el sueño de Maduro es que todas las señoras del Cafetal se vayan del país.
De repente tuve un momento “Místico” y entendí la fuente de su optimismo, de su energía, Yuraima NO era militante de un liderazgo en particular, no era ni caprilista ni guaidolover, ni de nadie mas que de Venezuela, cuando tu ilusión es Venezuela no te desilusionas tan fácil, un liderazgo en particular te puede decepcionar, de hecho a todos nos ha pasado, pero como decepcionarse de Venezuela, del país donde naciste, te criaste, viviste, hiciste amigos, jugaste como niño, te enamoraste, como desilusionarte de Venezuela?? es imposible! Por eso decidí escribir estas líneas para mis amigas del Cafetal y como ellas millones de madres que NO se rinden y tienen la esperanza puesta no en un nombre en particular, sino en lo grande, en lo que nos une a todos, donde no hay egos personales, ni desilusión que valga.
Todas mis esperanzas y mi fe están puestas en Venezuela.
PD: Gracias Yuraima, ¡Dios te bendiga!
Roberto Marrero
Expreso político
Exvecino de El Cafetal
Exiliado con ganas de volver a Venezuela