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Opinión

José Aranguibel Carrasco | El despertar del Zulia

José Aranguibel Carrasco 
José Aranguibel Carrasco - Foto: Cortesía

Es sabido que la principal fuente en la formación de vitamina D en nuestro cuerpo está asociada a la luz natural, imprescindible en la absorción del calcio necesario para mantener a nuestros huesos sanos y fuertes. En el Zulia, esa luz llena de brillo, calor y energía penetra la piel como en ningún otro lugar del mundo. Es un privilegio que convierte a nuestro Astro Rey en inspiración de gaiteros, poetas y compositores.

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Además de despertarnos, darnos calor y hacernos sudar mucho, demasiado, es también un excelente samaritano cuando ilumina y esclarece la mente de la gente y permite reparar los errores, contribuyendo a desplazar a malos gobernantes, —como pasó en esta tierra del Sol Amada— en momentos en que las sombras, oscuridad y las tinieblas tenían sumergida a esta gran región en la desesperanza. Nuestro Sol, su luz, calor y energía también es para toda Venezuela.

El Zulia hoy tiene un nuevo despertar, un resplandecer diferente que había sido desaparecido por la mala política, la ignominia, convertida en vergüenza, atraso y destrucción. Poco a poco ha llegado a levantarse de las cenizas, cuál Ave Fénix, cada día con la fuerza de su gente y de una dirigencia comprometida con la historia que siempre la región ha demostrado.

Es verdad que existen problemas

¿Qué existen problemas?. Es verdad, los hay, pero ya habríamos desaparecido si en esta tierra nunca nos hubiésemos despertado y levantado de la postración política. Lo sucedido en el estado Zulia antes del 21 de noviembre de 2021 no debe repetirse.

Por fortuna, el mapa político regional cambió del color rojo al azul, —más del 75 por ciento de su geografía—, al designarse a un nuevo Gobernador, 15 de 21 alcaldes, 9 de 15 diputados ante el Consejo Legislativo, mayoría de Cámaras Municipales y concejales.

Este 28 de julio, el Zulia ante otro compromiso con la historia de Venezuela va a enarbolar su talante, actitud y disposición democrática . Su gente, hombres, mujeres, jóvenes y adultos mayores están dispuestos, entusiasmados y seguros de votar por un cambio que marcará la diferencia durante la jornada electoral que llevará a la Presidencia de la República a Edmundo González Urrutia, contribuyendo a sacar al país de la tragedia de 25 años de atraso, pobreza y destrucción.

En la política la amnesia es dañina. No olvidemos que en nuestra región el tiempo estuvo literalmente detenido durante cuatro años desde diciembre de 2017 hasta noviembre del 2021, cuando por errores de estrategia, sordera y miopía el camino quedó sin obstáculos para que el oficialismo le pusiera la mano a la región opositora más importante y grande del país. Por algo un refrán dice que hay cosas que por sabidas se callan y por calladas se olvidan. Algo como eso no debe sucedernos dos veces.

No olvidemos nunca que en las elecciones de 2017 Juan Pablo Guanipa venció al exgobernador Francisco Javier Arias Cárdenas, aspirante a la reelección en la Gobernación del Zulia, ganándole por un buen margen, sin lugar a dudas, al obtener 700 mil 755 votos, (51.35 por ciento), contra 646 mil 617 votos, (47.38 por ciento), asignados al líder del 4F de 1992. Hasta allí todo era esperanza, alegría, emoción y entusiasmo.

Ya pasó la catástrofe

Sin embargo, el estado anímico de decenas, cientos y miles de zulianos que lo eligieron Gobernador, cambiaría en un abrir y cerrar de ojos, cuando Guanipa anunció que él no se juramentaría ante la Asamblea Nacional Constituyente, la misma que meses atrás elaboró, confeccionó y ordenó las condiciones electorales de ese proceso de diciembre de 2017, sin que ello lo llevara a cuestionar o dejar de inscribirse.

Esa acción política equivocada, errónea y desacertada, meses después, sería admitida por Henrique Capriles Radosnki, cuando el daño ya estaba hecho. Ello terminaría de abrir la puerta grande a la llegada de Omar Prieto Fernández a la Gobernación del Zulia, a sólo semanas después que el CNE llamó a un nuevo proceso para la escogencia del primer mandatario regional. Correspondería a Manuel Rosales Guerrero asumir el reto de salir a buscar los votos para ganar tal como lo hizo semanas atrás por Guanipa.

El esfuerzo de Rosales Guerrero y de cada candidato a los distintos cargos de elección popular no pudo detener, devolver o revertir lo inevitable. El daño ya estaba en proceso, en marcha, después que Guanipa prefirió botar el juego al desechar, negarse y preferir no ser juramentado Gobernador electo por la alianza de partidos de la Plataforma Unitaria Democrática. Lo que siguió luego es un amargo recuerdo en cada familia zuliana. Apostarle a la abstención le ganó a la inteligencia.

Corresponderá a la historia juzgar y no dejar en el olvido ese hecho político. Tampoco a la peor tragedia gubernamental que sepamos, nunca vista en el estado Zulia, nacida en una circunstancia electoral de un error que recordarlo trae más pena que gloria. A partir de esa nueva realidad política, el estado que siempre ha sido el más importante de Venezuela, donde el chavismo ha sido derrotado más veces, entró en una especie oscuridad, hibernación, letargo y adormecimiento.

Creció la desesperanza

Creció la desesperanza, el deterioro de los servicios públicos, desapareció la inversión oficial, también la privada, ganó terreno la corrupción, nació la persecución, expropiación y el despojo de empresas privadas. Además, el desempleo, extorsiones, inseguridad, impunidad, migración, apagones, saqueos, escasez de combustible y, rematando la llegada del Covid-19, obligó, diríamos, al último en salir a apagar la luz.

Sería llover sobre mojado seguir describiendo cada catástrofe, desgracia, infortunio, fatalidad o desdicha que significó para el Zulia la gestión del exgobernador chavista. Asimismo en las alcaldías la realidad no sería nada distinta, saqueadas, apagadas, paralizadas, destruidas y desconectadas con la población en situación de orfandad social.

Sin embargo, pasada esa catástrofe hoy la gente observa en Maracaibo a Rafael Ramírez; en San Francisco a Gustavo Fernández; en Cabimas a Nabil Maalouf; en Lagunillas a José Mosquera; Ely Ramón Atenció en Rosario de Perijá o Nervins Sarcos en Colón, entre otros, en la calle entregando y exhibiendo obra física y avances en los servicios públicos de competencia municipal.

Los alcaldes del Zulia aliados en una causa común con el gobernador Rosales Guerrero siguen enderezando, corrigiendo y solucionando problemas no atendidos durante años, que condujeron a un significativo y gravísimo deterioro en la calidad de vida de la gente. Pese a ese escenario donde no era permitido llorar o quejarse ¿ante quién? arrancaron de cero, cuando no encontraron presupuestos de obras, programas sociales ni balances bancarios positivos. Solo cenizas y destrucción.

Hacer de tripas corazones les ha tocado a todos, sin excepción, limitados además del despojo que la región sufrió después del 21N, cuando la recaudación fiscal del Puente Sobre el Lago de Maracaibo, Puertos, Aeropuertos y peajes interestatales pasaron otra vez a control del centralismo, en la figura del hoy aspirante reeleccionista a otros seis años al frente de Miraflores.

Sin olvidar, además, que el chavismo ha significado en 25 años de poder el secuestro y la eliminación de la LAE y FIDES que eran mecanismos de financiamiento de las regiones. Es una ardua tarea similar en el resto del país que a la primera magistratura nacional de Edmundo González Urrutia le corresponderá corregir, ordenar y hacer justicia con la provincia venezolana.

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El nuevo Presidente de Venezuela, Edmundo González Urrutia, tiene en la gente del Zulia a cientos de miles de personas que el 28 de julio desbordarán, cual ríos indetenibles, los centros de votación que garantizan su victoria contundente. La gente, militantes, independientes, voluntariado y la dirigencia, día y noche, están bregando, trabajando, luchando, caminando, contactando y sumando voluntades por una nueva Venezuela.

¡Amanecerá y Veremos!.

José Aranguibel Carrasco es periodista, certificado con el número CNP-5003.