Comienzo a escribir esta columna cuando quedan 2 meses, 5 días, 11 horas y 37 minutos para que comiencen las votaciones que elegirán al próximo presidente de Venezuela. Y la verdad la cosa pinta mucho mejor de lo que los más excépticos podíamos esperar hace tan solo unas semanas.
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El pasado 22 de marzo cuando se anunció que María Corina Machado renunciaba definitivamente a participar en las elecciones presidenciales y la oposición anunciaba la designación de Corina Yoris tenía pautada una entrevista con el periodista José Pernalete en el canal EVTV, de propiedad y contenido venezolano. Todos en el canal se encontraban -al igual que las redes sociales partidarias de María Corina- muy excitados y esperanzados con la noticia. Me dio la sensación de ser una aguafiestas pero vaticiné que el chavismo no permitiría que ese movimiento tuviera éxito. Y aunque ese día no dieron promoción a mi intervención en las redes del canal y en los comentarios del vídeo en Youtube muchos usuarios me criticaban, no me equivoqué. El poder electoral de Maduro se hizo el sueco y no inscribió a la nueva candidata.
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La apuesta por Edmundo González Urrutia sí ha prosperado. Esta vez Maduro ha consentido y parece que finalmente se medirá al candidato de la Plataforma Unitaria Democrática. En un artículo de hace unas semanas, yo veía insuficiente una hipotética victoria de González Urrutia en las urnas para que llegara la verdadera democracia a Venezuela. Proponía una transición a la española que garantizara no solo un cambio de inquilino en Miraflores, sino también un nueva asamblea, un poder judicial independiente, unas fuerzas armadas no partidistas y un quinto poder de los medios realmente independiente. Para todo ello, debía haber una solución y un nuevo rol para Maduro y el chavismo que -nos guste o no- sigue teniendo apoyo de un porcentaje de venezolanos.
Las encuestas y el pulso de la calle invitan al optimismo pero hasta que el árbitro no pite el final del partido hay que permanecer alerta. El mismo Edmundo González en entrevista con El Nacional ha reconocido que su equipo está estudiando la transición de la dictadura a la democracia española así como la argentina y la chilena. “No habrá perseguidos políticos por sus posiciones ideológicas”, asegura Edmundo, en un claro mensaje a Maduro, Cabello, Rodríguez y compañía.
Así que todo está listo para que el 28 de julio se produzca el milagro y antes de esa fecha no deberíamos descuidar el desarrollo económico venezolano del que puedan disfrutar los que están y los que regresen al país en la etapa que se abre.
En unos días expira el plazo para la renovación de licencias petroleras y sería bueno que las empresa estadounidenses siguieran operando en el país para garantizar puestos de trabajo, creación de riqueza y ética empresarial y ambiental.
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La esperanza para Venezuela ya no es una quimera, es una realidad. Con Edmundo González como presidente, los jerarcas del chavismo en una salida honrosa y la puesta en marcha de una restauración democrática, Venezuela puede volver a ser una de las economías líderes de América Latina. Pero para ello debemos reforzar las bases para mantener y ampliar la inversión de empresas extranjeras, en especial de EEUU y la Unión Europea. Crucemos los dedos y que así sea porque es la mayoría de los venezolanos quien lo quiere.