La Fundación Arturo Uslar Pietri, las representaciones diplomáticas del Vaticano y la Unión Europea, además de la Iglesia venezolana y la Universidad Central de Venezuela; representados por sus máximas autoridades se dieron cita en un foro que sirvió para analizar la más reciente Encíclica Papal de su santidad Francisco I, «Hermanos Todos», y la hoja de ruta que esta supone para Venezuela.
Antonio Ecarri, presidente ejecutivo de la Fundación Arturo Uslar Pietri; señaló la trascendencia de la actualización de la doctrina social de la Iglesia que recoge este documento, ya que -a su juicio- la Santa Sede será un actor fundamental del futuro inmediato para ayudar a superar la crisis venezolana.
«Cuando las sociedades se sienten extraviadas es momento de volver a los principios, hoy falta mucha coherencia y acción coordinada porque Venezuela no aguanta más improvisaciones (…) Sin la participación y aval de la comunidad internacional no será válido ningún esfuerzo para resolver la terrible crisis que atraviesa la República», insistió el dirigente político e intelectual.
«Venezuela estuvo a la cabeza del desarrollo hasta la imposición de un modelo económico absolutamente equivocado, un modelo que acabó con el país de oportunidades de América Latina (…) Con los principios que hoy nos da la Iglesia podemos construir una Venezuela muy amplia, desarrollada. Vendrá una nueva Venezuela muy distinta a la que tenemos y a la que tuvimos; ese es el reto por delante», destacó el educador.
Sobre el tema Venezuela y subrayando la fraternidad a la que insta el Santo Padre en su manifiesto, Isabel Brilhante, embajadora de la Unión Europea en Caracas, suscribió que la Encíclica trae la tarea a la política encontrar una solución a todo lo que atente contra los Derechos Humanos fundamentales.
Al respecto, enfatizó que la posición de la UE sobre Venezuela ha sido muy clara desde el principio: «Defendemos una solución política, negociada, inclusiva, democrática; que incluya elecciones libres y democráticas. Nuestro esfuerzo como actor internacional es muy claro y por eso promovimos el Grupo Internacional de Contacto con países europeos y latinoamericanos; que están todos apostando a una transición para buscar soluciones democráticas y consensuadas (…) Apostamos a construir caminos para el reencuentro en el arte de la paz».
Por su parte, Aldo Giordano, representante de la Santa Sede en el país, alzó su voz ante la crisis de fraternidad que menciona el máximo jerarca católico en este documento. En una ponencia cargada de contenido filosófico, el diplomático subrayó que hay «un solo camino a seguir para salir de la crisis: Podemos salvarnos solamente juntos, no podemos solos.
Citando la Encíclica papal, el portavoz del Vaticano planteó cuatro argumentos a combatir para superar la falta de fraternidad: No considerar a las personas como valor primario que se debe respetar, especialmente si son pobres o discapacitados; la pobreza sistemática; la desigualdad social, económica y de sexo; y la esclavitud.
En su intervención, la rectora de la Universidad Central de Venezuela, Cecilia García Arocha; se refirió fundamentalmente a la educación como Derecho Humano. Sobre el tema rescató que el país atraviesa una grave «desnutrición institucional».
Reclamando los 20 años de ataques y asedio al sistema educativo en el país; reconoció que es imprescindible para la transición darle peso a la educación. «Para cambiar el rumbo de Venezuela necesitamos educación política», acotó.
Entretanto, Baltazar Cardenal Porras, arzobispo de Mérida y administrador apostólico de la Arquidiócesis de Caracas, cuestionó que pese al tema de los DD.HH, hoy no toda la sociedad es igual y hay «unos son más iguales que otros». En este sentido, insistió que en Venezuela urge rescatar el valor moral de la solidaridad.