El presidente de Colombia, Iván Duque, consideró en entrevista con El Comercio de Perú, que Nicolás Maduro no tiene un Estado sino un conjunto de narcos frente al estado, al referirse a los vínculos de su régimen con grupos irregulares.
Duque señaló que hay que seguir consolidando el cerco democrático contra la dictocracia chavista en Venezuela, y para prevenir que haya más casos como los de Odebrecht insta a la creación de una corte internacional anticorrupción
A continuación, parte de la entrevista:
¿Cómo ve el impacto que el Caso Odebrecht está teniendo en nuestra región?
Uno de los fenómenos más lamentables de América Latina ha sido la corrupción, y más la corrupción corporativa. Es penoso que una compañía tenga un entramado criminal de esa envergadura y que haya logrado pernear distintas instancias de poder en toda la región. Por eso yo creo que debemos avanzar hacia una corte internacional anticorrupción, que permita enfrentar estos fenómenos de crimen trasnacional con toda severidad.
—¿Cómo avanzar de manera efectiva en esta lucha anticorrupción?
Estoy convencido de que todos los países deberíamos tener una política: empresa que corrompa a un funcionario, nunca más puede volver a contratar con el Estado. No tiene sentido que empresas como Odebrecht estén pagado multas en muchos lugares de Latinoamérica para volver a seguir contratando. Es como si un profesor de colegio que ha violado a niñas y niños dijera: ‘Voy a decir la verdad sobre mis cómplices’, y luego de eso le permitan seguir dictando clase. Es absurdo. Con eso debemos ser muy severos. Y creo que se tiene que llegar hasta las últimas consecuencias en la investigación, sea Odebrecht o cualquier otra empresa.
—¿Cómo cree que va a terminar la crisis en Venezuela y cuál es la posición de Colombia?
Son varios los jefes de Estado en la región que han manifestado su férrea oposición a la dictadura o a la ‘dictocracia’ en Venezuela. Una ‘dictocracia’ desde hace mucho ya porque tenía todas las pautas de una dictadura, pero alcanzadas con la apariencia de elecciones libres. En estos momentos, creo que hemos logrado un gran avance. Se ha consolidado un cerco diplomático sin precedentes en América Latina. Más de 50 países reconocen hoy al presidente Juan Guaidó y a la Asamblea Nacional (AN) como los entes soberanos. Hay que seguir perseverando en esa línea. Nunca habíamos visto un cerco de esa naturaleza y de tal impacto. De hecho, ese cerco ha hecho debilitar la dictadura de Maduro.
—¿Tambalearse?
Sí, la ha hecho tambalear. Y que se vea hoy luz al final del túnel. Urge seguir arreciando el cerco, pero al mismo tiempo seguir fomentando dentro de Venezuela que se siga pronunciando la ruptura al interior de las FF.AA. hasta que termine la dictadura. Maduro acabó con el aparato productivo, acabó con los poderes independientes, acabó con la institucionalidad. No tiene un Estado, sino un conjunto de narcotraficantes al frente de un Estado. Adicionalmente ha sido un promotor, un auspiciador del terrorismo. En su territorio han sido protegidos cabecillas criminales del ELN y de las disidencias de las FARC, o los ahora llamados grupos armados organizados residuales (GAOR). Es una prueba más de que está violando el derecho internacional. Entonces, la derrota de la dictadura y la salida de Maduro no es una opción. Es el camino que debe tomar América Latina.
— Algo que une a colombianos y peruanos es que hemos sufrido el flagelo del terrorismo. El acuerdo de paz que se firmó en su país no parece estar dando los resultados con los que inicialmente se presentó al mundo. ¿Le parece que en el largo plazo va a solucionar el problema?
No hay ninguna ideología, y ninguna causa política que justifique un asesinato, un secuestro, una extorsión. En el Perú, criminales como Abimael Guzmán o Cerpa Cartolini no pueden ser considerados defensores de ninguna causa. Son terroristas que asesinaron a muchísimos peruanos. En el caso colombiano siempre he defendido el concepto de una paz sin impunidad, es decir, quienes han cometido crímenes de lesa humanidad deban tener sanciones proporcionales. El acuerdo de paz se edificó sobre los principios de verdad, justicia, reparación y no repetición. Eso está a prueba en este momento. Primero, todos los criminales deben decir la verdad. Y la verdad significa también toda su relación con el narcotráfico. La verdad significa que cuenten todos los crímenes que cometieron. Lo otro, debe haber justicia. Y con ello me refiero a que se vea una proporcionalidad, sobre todo con los crímenes más lamentables. Tercero, reparación material, económica y moral. Y, por último, ser absolutamente severos con la repetición, con la reincidencia.
—¿Y eso se está cumpliendo?
Esas son las cosas que esperamos se sientan en Colombia. Porque si las víctimas ven que los victimarios alcanzan altos espacios de poder, nunca dicen la verdad, nunca reparan, y, encima, reincidan sin que haya una condena severa, pues ahí estaríamos hablando de la erosión de la confianza ciudadana. Seguiré insistiendo en la importancia de tener en Colombia una paz que una a todos los colombianos. Por muchos años se ha hablado de enemigos y amigos de la paz con un enfoque electorero.
—¿Y maniqueo, no?
Y maniqueo. Pero hoy más que nunca creo que debe quedar claro que todos los colombianos queremos la paz. Y tengo además la firme convicción de que lo que nos va a ayudar a construir una paz duradera es que haya una justicia frente a los crímenes de lesa humanidad que se cometieron por parte del terrorismo.
—¿Cómo ve el futuro de las relaciones entre el Perú y Colombia?
Colombia y el Perú tienen una larga relación que tenemos que seguir fortaleciendo todos los años, todos los días. Una visita de Estado de un presidente colombiano no se hacía desde hace 12 años. Hoy la hacemos. Se trata de fortalecer el comercio, la cooperación en seguridad, la cooperación energética, la cooperación científica, la inversión. Colombia es el tercer país de más inversión de América Latina en el Perú.
Con información el El Comercio