Donald Trump llega a Washington en medio de fuertes críticas por su posición frente a su homólogo Vladimir Putin.
En declaraciones a la prensa, Trump admitió que Rusia sí interfirió en las elecciones de 2016.
Ante la negativa del mandatario estadounidense de condenar al gobierno de Moscú por la injerencia en la campaña presidencial estadounidense y una actitud complaciente frente a Putin, las críticas llovieron, tras el histórico encuentro legisladores republicanos y demócratas, así como altos funcionarios de agencias federales criticaron la postura del presidencial.
El propio líder de la bancada republicana, Paul Ryan, reaccionó recordándole al Presidente que que Vladimir Putin no es su aliado, destacó que Rusia sigue siendo hostil a los valores e ideales americanos más básicos, por lo que instó al Gobierno a frenar los «viles» ataques del Kremlin a las democracias occidentales.
El líder de la mayoría en el senado, Mitch McConnell dijo que «los rusos no son nuestros amigos», está de acuerdo con la conclusión de las agencias de inteligencia que señalan que los rusos interfirieron en la elección.
Uno de los más duros en sus críticas fue el ex-director de la CIA, John Brennan, quien manifestó que la presentación de Donald Trump en la rueda de prensa en Helsinki alcanza y supera el umbral de altos crímenes y delitos menores. Indicó que no fue nada menos que una traición y expresó que Trump está totalmente en el bolsillo de Putin.
Por su parte, el senador John McCain calificó la conferencia de prensa de Donald Trump en Helsinki como una de las actuaciones más lamentables de un presidente de Estados Unidos que se recuerde, pues considera que no sólo demostró que es incapaz, sino que «no está dispuesto a enfrentar a Putin».
Del lado democrata, el líder de esa minoría en el senado, Chuck Schumer, cree que Trump está poniendo sus intereses personales por encima de la seguridad nacional. Shumer subrayó como irresponsable, peligrosa y débil» la postura que el mandatario.