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Asilados en embajada de Argentina: Estamos viviendo un asedio que no tiene precedentes

Los seis asilados en la embajada argentina en Caracas / Composición

Los seis venezolanos refugiados en la Embajada de Argentina en Caracas ofrecieron este viernes una rueda de prensa por primera vez, en la que denunciaron el asedio constante por parte del régimen de Nicolás Maduro, que se intensificó desde el pasado 23 de noviembre.

Entre los refugiados se encuentran Pedro Urruchurtu, Magalli Meda, Omar González, Claudia Macero, Humberto Villalobos y el exministro Fernando Martínez Mottola.

“Las condiciones son cada vez más complejas para todos nosotros”, afirmó Magalli Meda, quien describió la situación como «de alto riesgo». Durante la conferencia, los asilados agradecieron el respaldo del gobierno argentino desde el momento en que ingresaron a la sede diplomática.

Sin embargo, denunciaron las graves condiciones en las que viven, destacando que se encuentran aislados, sin acceso a agua, electricidad, y bajo constante vigilancia y hostigamiento.

Los asilados señalaron que, además del constante asedio, han identificado la presencia de francotiradores en las inmediaciones de la embajada. “Hay hombres armados, encapuchados, con señaladores láser y ocultos entre la vegetación. Nos preguntamos si quieren que ocurra una tragedia”, señaló Omar González. También denunciaron que las casas aledañas están siendo utilizadas como “centros de espionaje”, lo que agrava la sensación de inseguridad y amenaza.

En la conferencia de prensa, los refugiados expresaron su preocupación por el secuestro del gendarme argentino Nahuel Agustín Gallo y la detención de un empleado de la embajada. “Esto es totalmente preocupante y demuestra el nivel de represión y hostilidad que enfrentamos”, destacaron.

Ante la imposibilidad de salir, los asilados describieron el aislamiento como una carga física y psicológica. “Estamos lidiando con un acoso terrible, no podemos salir ni siquiera a buscar agua”, agregó Meda. González destacó que intentan mantenerse en contacto con sus familias y realizar actividades para contrarrestar los efectos del confinamiento, pero el panorama es cada vez más sombrío.