En 2014, Nicolás Maduro hizo dos jugadas estratégicas y puntuales las cuales lo han mantenido en el poder, una de ellas, fue designar a Iván Rafael Hernández Dala como jefe de la Dgcim.
De acuerdo a un artículo publicado por la periodista venezoalana Sebastiana Barráez, para Infobae, este general es el militar más cercano al dictador, al punto de ser su «sombra permanente».
Hernández Dala es un hombre de hablar suave, casi susurra como el amigo de todos, trata de demostrar amnesia cuando de violaciones de derechos humanos o crímenes de lesa humanidad se refiere, le dice a Infobae un alto oficial de la Guardia Nacional quien pide mantener su nombre en reserva.
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No vacila cuando ordena detener a alguien, incluso si es un compañero que confía en él; los casos del general Pedro José Naranjo Suárez, quien lo consideraba su amigo personal, o el coronel Oswaldo Valentín García Palomo, así lo demuestran.
“Llegué a pensar que Iván desconocía lo que, hace unos años, Franco y Granko empezaron a hacer con los civiles, a quienes llamaban acreditados, lo de las torturas, los allanamientos con los robos, el botín de guerra. Cuando supe lo de una jovencita a quienes habían amenazado con violar o el de los hijos de un oficial a quien le dijeron que los sembrarían si su familia no dejaba de hacer denuncias, iba dispuesto a demostrarle a Iván lo que esos monstruos pretendían hacer. Como sabía que eran hombres de su confianza, invité a un compañero al Palacio; ¡qué mejor testigo!, me dije. En el trayecto le revelé mis intenciones. ‘¿Estás alucinando? No te has dado cuenta que esos dos no son más que los ejecutores de lo que Hernández Dala les permite hacer? me dijo el amigo”, manifiestó el militar confesando que no tardó en descubrir que iba a cometer el peor de los errores.
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