En la ciudad capitalina de Venezuela se puede apreciar en las esquinas de las calles, en las avenidas y plazas varios vendedores de productos, en este caso, de cigarros, con una oferta de marcas, en su mayoría desconocidas, a precios bajos.
Sin embargo, no todos los clientes que se les acercan queiren fumar, muchos los bucan por nenegocio secundario que ha estado desarrollado este sector: cambiar dólares por bolívares en efectivo.
“Los cigarrillos son la máquina perfecta para conseguir bolívares”, dijo el vendedor Carlos Gómez a Bloomberg.
Aunque en Venezuela se ha instaurado una dolarización de facto, el bolívar aún circula y muchos venezolanos lo requieren para pagar ciertas cosas.
En su mayoría, los bolívares son requeridos por algunos sectores para costear el transporte público. Mientras que algunas personas los usan para comprar productos alimenticios a vendedores ambulantes, por un menor precio.
Es así como ha surgido un sólido mercado de divisas en Catia. Personas como Rafael Vargas, un guardia de seguridad de 52 años de edad, acuden a estos lugares en busca de bolívares en efectivo.
Vargas necesita al menos 800.000 bolívares al día para poder pagar el transporte hasta su lugar de trabajo en un edificio de apartamentos en Campo Alegre.
Sin embargo, nunca está contento con el tipo de cambio. “Terminan robando parte de tu dinero, pero no puedes hacer nada para evitarlo, porque tienes que ir a trabajar”, indicó tras cambiar un billete de un dólar arrugado.
Por un dólar, le dieron 2.000.000 bolívares, pese a que la tasa de cambio oficial del Banco Central de Venezuela cotizó la divisa en más de 2.800.000 bolívares.
Pero a los vendedores de cigarros no sólo acuden personas como Vargas, que buscan unos cuantos bolívares. Mineros de oro que manejan 14 horas desde Las Claritas, en el sur de Venezuela, llegan con las maletas llenas.
“Hay mineros que traen 10.000 o 15.000”, expresó Gómez. “Con esos dólares compramos cartones de cigarrillos”.
En cuanto a los mineros, se les paga en dólares por el oro que excavan ilegalmente y necesitan bolívares para vivir. Las Claritas es un puesto de avanzada tan remoto que la economía básicamente funciona exclusivamente con efectivo. Las señales de Internet y celulares son tan débiles que las transacciones con tarjeta generalmente no se realizan. Las tiendas otorgarán descuentos de 50% por pago en bolívares.
“Compro, compro, compro”, gritan en cada esquina los cambiadores de divisas apenas ocultos.