La alerta epidemiológica sobre la difteria que emitió el Ministerio del Poder Popular para la Salud ocurrió puertas adentro, aseguró Huniades Urbina, secretario general de la Academia Nacional de Medicina y expresidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría.
Señaló que sólo fueron notificados los directores de salud de los estados del país, pero no se hizo una alerta a la comunidad. Destacó que estamos en riesgo de que ocurra un repunte de esta enfermedad infecciosa, tal como ocurrió en el año 2016 cuando se detectaron más de 1.700 casos y cerca de 300 muertes.
De allí que la Academia Nacional de Medicina, seguido a la alerta que circuló entre directores de los hospitales y ambulatorios, emitiera un comunicado para que la población en general tome las previsiones del caso.
Lo primero que advierten los expertos es que Venezuela tiene una cobertura vacunal por debajo de lo exigido por la Organización Mundial de la Salud; esa fue la razón del brote en el 2016, reiteró. Actualmente, las coberturas vacunales del país en la primera dosis alcanza apenas un 73% y la tercera dosis sólo 54%, según el Informe de Inmunización de las Américas del año 2021.
«El Estado está en la obligación de comprar las vacunas para la protección de la población, vacunas que se conocen como pentavalente (DTP3), la cual protege contra: tétanos, tosferina, poliomielitis y meningitis por haemophilus influenzae tipo B y se aplica entre los 2, 4 y 6 meses; con refuerzos a los 18 meses y entre los 4 y 6 años de edad».
Para ser erradicada esta enfermedad, sostiene Gentile, debe ser mediante vacunas. «La población infantil es la que tiene mayores tasas de mortalidad», apoyándose en la data de la propia OPS que señala el nivel de mortalidad entre 5 y 10% de los casos, con tasas más altas entre niños de corta edad.
En este caso, la dirigente gremial plantea que las propias autoridades sigan al pie de la letra sus propias recomendaciones expresadas en la alerta epidemiológica y abastezcan los principales centros de salud con las vacunas suficientes para preservar el buen estado de salud de las personas, especialmente en las poblaciones más vulnerables.ç
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