El dólar paralelo en Venezuela superó la barrera de los 10 bolívares por unidad. Ese precio aún podría aumentar, según los expertos, que pronostican que mantendrá su tendencia al alza y provocará una mayor inflación en el cierre de este año.
Si bien el dólar marca un costo oficial de 9,29 bolívares en la página del Banco Central de Venezuela este lunes 14 de noviembre, ese indicador escaló la semana pasada más allá de los 10 bolívares en los mercados paralelos. La economía informal y múltiples sectores, como los comercios y empresas minoristas, se rigen por esa tasa del dólar “negro”.
La tasa de ese dólar paralelo, al que el gobierno de Nicolás Maduro suele referirse como la espina dorsal de una “guerra económica” impulsada por factores externos contra su país, ascendió a un promedio de 10,58 bolívares por unidad este lunes, según publicaciones de portales de redes sociales, como Monitor Dólar, Paralelo Venezuela y Dólar Today.
El ascenso del tipo de cambio paralelo en Venezuela ocurre en un contexto “donde no abundan las divisas” en Venezuela, las reservas internacionales están en mínimos históricos y la inflación viene repuntando desde hace siete meses, según advierte el economista Hermes Pérez en conversación con la Voz de América.
Según sus investigaciones, los precios de productos, bienes y servicios se han triplicado desde mayo pasado con respecto al valor que mantuvieron entre enero y abril.
Personas cocinan con leña mientras una mujer trabaja en una casa hecha con barro, palos y láminas de hojalata, en un terreno baldío en el municipio de Sucre, cerca de Caracas, Venezuela el 12 de junio. 2020. Foto tomada el 12 de junio de 2020. REUTERS/Manaure Quintero
“El repunte de la inflación está pasando factura y el Banco Central ha dejado deslizar el tipo de cambio para equiparar su variación con la inflación, algo que realizó en agosto”, explica Pérez, también profesor de la Universidad Metropolitana, último jefe de mesa de cambio del BCV y académico especializado en macroeconomía y petróleo.
Pérez subraya que existió en el país hasta julio pasado una “brecha” entre la inflación de 2021, del 686 %, y el alza del tipo de cambio, de 321 %. En ese período, los precios ascendieron al doble “de la velocidad del tipo de cambio” y el BCV apostó por “cerrar” esa disparidad.
“El rebrote inflacionario observado a partir de mayo ha impactado el precio de la divisa, impulsando su ascenso. Se perpetúa el eterno ciclo vicioso: suben los precios, aumenta el tipo de cambio y este último repotencia el alza de los precios”, apunta el experto.
Pérez se atreve a pronosticar que el tipo de cambio “mantenga una senda” al alza y que su cotización cierre entre 11 bolívares por dólar en el BCV, y el paralelo en 12 bolívares.
Venezuela experimentará en los últimos dos meses del año “un repunte en los precios por razones estacionales, mayor liquidez en Navidad y el fracaso de la contención inflacionaria” por parte del Estado, augura el economista.
Depreciación constante
La escalada del dólar paralelo en Venezuela marcha sin pausa desde hace años, a pesar de que el gobierno de Maduro ha anunciado medidas para mejorar la economía, como la flexibilización del control de precios y dos reconversiones monetarias entre 2018 y 2021.
El país también vivió en ese contexto una caída insólita de su Producto Interno Bruto de alrededor de 80 puntos y una hiperinflación por más de cuatro años que llevó a que su moneda fuera más valiosa como materia prima de artesanías que en los mercados.
El mercado cambiario sigue siendo una montaña rusa en una nación que vio cómo su bolívar se depreció en 25 % en apenas tres días, entre el 23 y el 25 de agosto, cuando su cotización del BCV pasó de 6,28 por unidad de dólar a 7,83.
Un avión de la aerolínea Satena desde Bogotá, Colombia, se prepara para aterrizar en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar en La Guaira, Venezuela, el miércoles 9 de noviembre de 2022.
Hace un año, el dólar cerraba en 4,5 bolívares. Su actual valor supone entonces una depreciación de la moneda venezolana del 45 %, de acuerdo con el economista de la firma privada Ecoanalítica y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, Jesús Palacios.
“El tipo de cambio más que se duplica en estos momentos y eso tiene un efecto de cara a la inflación. Hay un gran efecto de desplazamiento del aumento de precio en dólares y suelen ser momentos donde también repunta el alza inflacionaria”, comenta a la VOA.
Ecoanalítica ya ha observado un “repunte de la inflación” en Venezuela de entre 5 y 6 puntos porcentuales por semana, es decir, superior que el alza de precios de todo 2021 en países latinoamericanos como México, Jamaica, Paraguay, Chile, Perú y Colombia.
Se trata de un nivel inflacionario “bastante importante”, pues puede arrojar un alza de precios acumulada por encima del 20 % solo en noviembre, señala Palacios.
Un cambio artificial
En la población existe “mucha preocupación” por el salto del tipo de cambio de los últimos días, admite en entrevista con la VOA el economista y director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO), Manuel Sutherland.
Sin embargo, el tipo de cambio paralelo y aún más el oficial son “artificiales” y deberían ubicarse en niveles significativamente mayores que los actuales, advierte.
“Los cálculos que hemos realizado a la fecha nos dan que, desde hace muchos meses, el tipo de cambio debió ser 28 a 30 bolívares por dólar para reflejar la cantidad de dinero que el gobierno emite de manera inorgánica” para tratar de estabilizar el mercado oficial, con la inyección de decenas de millones de divisas para las subastas semanales, sostiene.
Una vista de las líneas eléctricas en la represa Guri en la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, en el sureño estado de Bolívar, Venezuela, el 26 de febrero de 2010.
Ese dinero inyectado en las subastas oficiales no tiene respaldo, acota. “Los 10 bolívares por dólar están todavía muy lejos de un tipo de cambio competitivo que permita a las empresas mayor dinamismo y oportunidad de competir. Es una distorsión cambiaria”.
Según Sutherland, la política cambiaria “de extrema sobrevaluación” solamente beneficia a los importadores, a “una economía de puerto”, “destruye” las capacidades productivas internas para poder competir y empantana la capacidad de ahorro de los venezolanos.
Palacios, de Ecoanalítica, advierte que “no se han resuelto” los problemas estructurales de una economía en crisis desde hace nueve años y diagnostica que los episodios inflacionarios en Venezuela siguen siendo una posibilidad latente que parece estar lejos de erradicarse.
VOA