En un intento de descongelar las relaciones hostiles con Nicolás Maduro, principal aliado de Vladimir Putin en América Latina, llevó a un grupo de altos funcionarios estadounidenses a viajar en secreto a Venezuela el fin de semana.
La delegación de EEUU estuvo encabezada por Juan González, director senior del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental y lo acompañó el embajador James Story, el principal diplomático estadounidense en Caracas cuando la administración Trump rompió relaciones con Maduro en 2019.
También estuvo Roger Carstens, el enviado presidencial especial para asuntos de rehenes, lo que despertó la esperanza de que Maduro esté dispuesto a liberar a los prisioneros estadounidenses como muestra de buena voluntad hacia la administración Biden.
El resultado de las conversaciones con el régimen de Nicolás Maduro no estuvo claro de inmediato. Sin embargo, el reingreso de Venezuela a los mercados energéticos estadounidenses podría mitigar las consecuencias de un posible embargo petrolero en Rusia.
El acercamiento a Maduro, quien ha sido sancionado y está acusado en Nueva York por cargos de narcotráfico, adquirió mayor urgencia luego de la invasión de Ucrania por parte de Rusia y las consiguientes sanciones de EEUU con precios que impulsan la inflación ya en un máximo de cuatro décadas.
La administración Biden ha estado considerando durante algún tiempo aliviar las duras sanciones petroleras a Venezuela a cambio de un compromiso de Maduro de regresar a las negociaciones con sus oponentes que interrumpió el otoño pasado cuando un aliado clave fue extraditado a los EEUU por cargos de corrupción, según un funcionario estadounidense bajo condición de anonimato para discutir las deliberaciones internas.
Con información de AP.