El encuentro entre Colombia y Venezuela, presidente Gustavo Petro y Nicolás Maduro, este martes, en Caracas, es una reunión “esperada” que busca construir la confianza suficiente no solo para ambas naciones, sino además para otros países de la región, como Estados Unidos, observan analistas.
Ambos almorzarán en la capital venezolana, en su primera conversación cara a cara desde el triunfo de Petro, en junio pasado, para abordar temas como la relación bilateral, la reapertura de las fronteras binacionales y el reingreso de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, según precisó la Casa de Nariño, este lunes.
La reunión llega en un momento en el que el impulso inicial que tomaron las relaciones entre Colombia y Venezuela tras el triunfo de Petro “parece haber llegado a un estancamiento”, luego de la «histórica» reapertura de fronteras entre ambas naciones, hace un mes, subraya el analista político y especialista en asuntos internacionales, Luis Peche Arteaga.
Hubo “gestos de importancia” entre ambos gobiernos, como la reanudación de relaciones diplomáticas a nivel de embajadores, pero las metas sobre la reanudación de operaciones comerciales “no han llegado a concretarse de la forma esperada” por Colombia, destaca.
Petro dijo la semana pasada que los resultados económicos no habían sido los esperados por su gobierno por culpa del contrabando a través de las trochas y la corrupción. Advirtió que corrió un “costo político” por las medidas adoptadas en cuanto al poder ejecutivo de Maduro. “Sí, tocó hablar con Maduro”, manifestó el mandatario colombiano en Cúcuta.
Las dificultades ocurridas desde la reapertura fronteriza, como la imposibilidad de reanudar los vuelos directos entre ambos países, como se prometió, estarán presentes en las discusiones, estima Peche Arteaga en conversación con la Voz de América.
Fotos y riesgos
Para el embajador retirado, Edmundo González, la visita de Petro a Caracas se inscribe en el marco de la tesis de la «paz total» de Petro como política de Estado, aunque representa “riesgos políticos” para el mandatario colombiano.
“Para Maduro lo que más vale es la foto, que en cierta forma ls van a explotar como el reconocimiento o legitimidad que le dan actores internacionales”, comenta a la VOA.
A juicio de González, el presidente colombiano “complace” a otros sectores al reiterar el pedido para que Venezuela vuelva al sistema interamericano de DDHH, lo que probablemente, considera, no tendrá una respuesta “inmediata”.
Peche Arteaga, por su parte, destaca que la reunión entre Petro y Maduro ocurre dos días luego de la victoria electoral del presidente electo de Brasil y líder de la izquierda, Luiz Inácio Lula Da Silva.
“Petro tiene ahora una configuración regional más favorable y se anima a dar pasos de mayor atrevimiento, como reunirse personalmente con Maduro”, subraya.
La discusión sobre el reingreso de Venezuela al sistema interamericano de derechos humanos, cosidera Artega, es un asunto “positivo” que guarda relación con las promesas hechas por Petro en su campaña electoral, en el sentido de procurar reparación y justicia en el país vecino.
Reunión retrasada
El encuentro puede ser “tardío” para algunos funcionarios y simpatizantes del llamado Pacto Histórico que lidera Gustavo Petro en Colombia, opina el analista especializado en asuntos internacionales, Félix Gerardo Arellano.
“Algunos lo esperaban al día siguiente de la posesión. Otros lo esperaban en el acto de apertura de la frontera. Es un encuentro que ya preocupaba, parecía que no había tal relación, que las diferencias crecían”, expresa el experto a la VOA.
Arellano remarca que la visita de Petro ocurre luego de sus varios encuentros en Bogotá con funcionarios de alto nivel con el gobierno de Estados Unidos, entre ellos el secretario de Estado, Antony Blinken, quien elogió al presidente colombiano por su “enfoque holístico” en el combate al narcotráfico y por su trabajo en pro de los migrantes venezolanos.
El especialista da por sentado que Petro entiende la relevancia de sus nexos con Estados Unidos, encabezado por un presidente que exhibe una “estrategia hábil” ante los gobiernos de izquierda de la región americana con el fin de evitar su radicalización, advierte.
La agenda de este martes es “de equilibrios”, evalúa Arellano, si bien admite su sorpresa al no incluirse en ella el papel de Venezuela como país garante del proceso de paz completa que impulsa la Casa de Nariño con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
“Seguramente, va a ser un tema confidencial. Es una reunión política y estratégicamente importante, pero no creo que haya una gran declaración con muchos resultados, porque se trata de ir creando confianza y ver la voluntad política real en Miraflores”, valora.
Temas como los negocios oscuros de la frontera, denunciados por Petro, serán parte de conversaciones “de bajo perfil, en confianza, sin mayores declaraciones públicas”, estima.
Voz de América